Una batalla por Marte...


Es siempre la misma forma en que me llaman cuando “algo” sucede dentro. Eran ya pasadas las cuatro, hora en que ya no hay ingreso de público y se comienzan a despedir los paisanos y rumberos. Pero esta vez fue algo distinto.
La chica entro pasadas las dos de la mañana. Ella no es habitual, pero su glam y actitud hace que se destaque. Parece que es argentina, o uruguaya, o una chilena que ha vivido en esos lares. Es guapa, delgada, no es especialmente alta, pero se nota. Le acompañaba un hombre joven –ella no tendría veinticinco, a lo más veintiocho años. Lo primero que veo al responder el llamado es a la argentina gritando desde el altillo enfurecida pero sin perder su atractivo. Su acompañante y el Matías la intentan detener. Avanzo entre la gente detenida y veo que la contrincante es la Katy, una que si es habitual, con un escupitajo en el restro. A ella la contiene su padre. Se gritan y manosean ese léxico que sirve para relajar la tención del cuerpo. Le indico a Aldo que pare la música y que encienda las luces. Ya todo el mundo mira el espectáculo y comienzan a gritar se vayan. La argentina se escabulle de sus contenedores y en la pista comienza a agitar sus puños ofreciendo combate. Definitivamente es guapa la chica, y tiene ese desenfado que la hace crecer. La vi, antes del incidente, bailar descaradamente una especie de movimiento rítmico pero que no era precisamente salsa. El Tony estaba embobado, el Maty, el Hugo todos.
Finamente sacamos a la chica. De camino a la puerta miro su rostro y ríe. Pero no se confundan, es el gesto de haber logrado trastocar el lugar, de haberse salido con un plan preconcebido. Su gesto la ilumina aun más.
Lo concreto es que le estuvo moviendo las caderas al macho de la otra mujer y esta no encontró nada mejor que enfrentar a la provocadora. El resto es esta historia, que de todas maneras no es la completa ralación de los hechos, pero se acerca en algo.

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