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Entrometida maldición, que se presenta en formas de gotas amargas, que se filtra en la comisura de los labios y que quema ese lunar caído en desgracia que casi me devoro de tanto desear.
Entrometido destino, ese que es argumento de tanta mal ganada dignidad, que impide que descanse bajo el parrón del patio de la casa, que comparto con mis pasos traspirados de correr tras tu sombra gastada.
No es tiempo, es uno oportunidad que se divide en infinitas batallas, es la manera de contener el semen que zafiro, se desliza por la pierna hinchada de una chica de nombre alargado y sumisión incontable.
Son como esta letras reunidas a fuerza de cansancio en una hoja de lechosa indulgencia, que aguanta las yagas de las manso que te acarician en la distancia.
Mañana nunca fue, solo un poco de remedio para el refrío que prometimos compartir por si faltaba talco para el bebe.
Y a pesar de todo, prometiste. Y a pesar de todo yo regresare a buscar la ultima arañada, esa que quedo incompleta, que se desplaza desde la nuca al centro de mi espalda, esa que me despierte a medianoche con tus quejidos de mundana mujer mil veces violada, y que mastica en la sabana marcada, territorio ansiado.

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