Días de lluvia y sol.
O debieran ser de sol y lluvia.
Santiago asolada por esta ultima lluvia –por lo menos eso se espera- de la temporada. Pero aun se mantiene una capa de propaganda –ofertón que cubre la visibilidad de la cordillera lavada del gris humo de la ciudad.
Santiago asolada por esta ultima lluvia –por lo menos eso se espera- de la temporada. Pero aun se mantiene una capa de propaganda –ofertón que cubre la visibilidad de la cordillera lavada del gris humo de la ciudad.
Y la calle esta llena de gente que grita su producto, que pregona por la mejor combinación contra los dolores del reuma, de la menstruación, de las muelas, del estomago, por la felicidad del alma y otros posibles males que asolen el corazón del chileno.
Y yo animal que vivió la mitad de su vida en las trincheras de la política partidista, y que al principio de esta campaña –decepcionado de mis compañeros de ruta- tenia más o menos resuelto anular mi voto a la presidencia. Y finalmente me ha seducido ese bicho raro que es la alianza del Juntos Podemos Más, con ese olor a circo pobre, a desprejuiciado y rancio esfuerzo por convencer a la señora del barrio que prefiere fotografiarse con el lindo y la linda que hacen política por “compromiso” al bien publico, y que miran de pie a cabeza al candidato desnutrido, quemado por el sol, desprovisto de herramientas más que su voluntad cancina –que en todo caso tampoco bastan a la hora de construir alternativa- y que sirve para enrostrar a tanto plástico y cirugía estética, que la política tiene aun valor por su propia condición de actividad humana.
No es viable, me dice, pero es justo lo que se necesita. No pragmatismo cobarde, de sujetos que se quedan con la “opción realista” cuando saben que se requieren cambios profundos en el modelo –en total se debiera aspirar a un cambio de modelo- para mejorar la situación, en lo sustancia, de millones de chilenos. Y no por que estén bajo la línea de la indigencia, o que este degradados por el hambre –que si lo hay- es que se espera que tarde o temprano esto no de más, que el modelo de sobreexplotación de recursos, la desvaloración de la condición del ser humano como bien desechable, la suplantación de la verdad por una construcción que nos vende al exterior se tendrá que agotar...
Hace unos días leí – me lo envió la Q desde España- un articulo en La Nación de BAires sobre el “Milagro chileno”. Me dio una rabia no poder expresar lo que veo cuando cruzo alguna de las poblaciones donde viven los hombres y mujeres que mantienen este milagro, la explotación más inmunda y despreciable de las horas de trabajo, que reditúa finamente en las ganancia del milagro, el desprecio por la “satisfacción” como parámetro de entendimiento de otro importante segmento de la población, etc.
Por todo esto. Por que no soporto más la millonaria campaña del autocomplaciente modelo, es que me permito manifestar que mi voto por el Juntos Podemos es hoy conciente y de rechazo absoluto a la derecha y a gran parte de la Concertación –aun conozco a honestos dentro de ella.
Y yo animal que vivió la mitad de su vida en las trincheras de la política partidista, y que al principio de esta campaña –decepcionado de mis compañeros de ruta- tenia más o menos resuelto anular mi voto a la presidencia. Y finalmente me ha seducido ese bicho raro que es la alianza del Juntos Podemos Más, con ese olor a circo pobre, a desprejuiciado y rancio esfuerzo por convencer a la señora del barrio que prefiere fotografiarse con el lindo y la linda que hacen política por “compromiso” al bien publico, y que miran de pie a cabeza al candidato desnutrido, quemado por el sol, desprovisto de herramientas más que su voluntad cancina –que en todo caso tampoco bastan a la hora de construir alternativa- y que sirve para enrostrar a tanto plástico y cirugía estética, que la política tiene aun valor por su propia condición de actividad humana.
No es viable, me dice, pero es justo lo que se necesita. No pragmatismo cobarde, de sujetos que se quedan con la “opción realista” cuando saben que se requieren cambios profundos en el modelo –en total se debiera aspirar a un cambio de modelo- para mejorar la situación, en lo sustancia, de millones de chilenos. Y no por que estén bajo la línea de la indigencia, o que este degradados por el hambre –que si lo hay- es que se espera que tarde o temprano esto no de más, que el modelo de sobreexplotación de recursos, la desvaloración de la condición del ser humano como bien desechable, la suplantación de la verdad por una construcción que nos vende al exterior se tendrá que agotar...
Hace unos días leí – me lo envió la Q desde España- un articulo en La Nación de BAires sobre el “Milagro chileno”. Me dio una rabia no poder expresar lo que veo cuando cruzo alguna de las poblaciones donde viven los hombres y mujeres que mantienen este milagro, la explotación más inmunda y despreciable de las horas de trabajo, que reditúa finamente en las ganancia del milagro, el desprecio por la “satisfacción” como parámetro de entendimiento de otro importante segmento de la población, etc.
Por todo esto. Por que no soporto más la millonaria campaña del autocomplaciente modelo, es que me permito manifestar que mi voto por el Juntos Podemos es hoy conciente y de rechazo absoluto a la derecha y a gran parte de la Concertación –aun conozco a honestos dentro de ella.
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