Marcha 29 de agosto.







Podría decir que hace mucho tiempo no sentía la fuerza de la presencia policial en una marcha, expresada en la represión. Llegué tarde –después de asistir al primer bloque de psicología infantil en la U. Caminando hacía lo que suponía a las diez de mañana sería una gran demostración de fuerza de miles que exigen, en común, un cambio en el estado de las cosas. La Alameda desde calle Estado hacía el oriente era una avenida casi vacía, solo circulaban los vehículos que entran desde Santa Rosa o Portugal. Era evidente que el transito estaba cortado desde Pza. Italia, cosa que no me extrañaba pues suponía que el gobierno se entregaría a la evidencia de los hechos, y la Intendencia daría los permisos para que se realizarán las marchas, si total –pensaba- su mentado argumento del orden público es una falacia, pues muchas veces se ha detenido el transito en ese horario, y no se arriesgarían a no permitir una manifestación después del supuesto consenso que despertó en amplios sectores de la población, incluso con apoyo de la elite política y empresarial.
Pero nada más equivocado en mi lectura de los acontecimientos previos. Caminé y no se veía la marcha, solo personas con aspecto de empleados públicos u oficinistas con sus banderas enrolladas y las chapitas que indicaban su presencia en la manifestación. Al pasar ya del edificio Gabriela Mistral –próxima identificación para el centro de conferencias construido en el gobierno de la Unidad Popular- se podía sentir el aire viciado de gasas lacrimógeno. A las tres cuadras que me separaban de Av. Providencia la evidencia de la represión se hacía más patente con grupos de gente de corre de una lugar para otro y los carros lanza aguas en acción.
Dos situaciones que comentar. Primero, el accionar policial fue desproporcionado con respecto a la naturaleza de la manifestación, en que la mayoritaria presencia de trabajadores aseguraba la responsabilidad de la conducción de la misma. Pudiera significar una defensa de las prebendas de los poderosos en general, o un desatino de las autoridades de la Concertación, que de tanto dar la espalda a los excluidos simplemente los consideran sus antagonistas. Segundo, una nueva conducta de masividad transversal despierta en la sociedad chilena –es un supuesto que requiere atención de parte de los observadores de los fenómenos sociales, pues puede indicar un cambio de actitud de mayor significado, y que de manera ascendente pudiera llevar a generar las condiciones para que se produzcan los cambios que perecen indispensables en nuestro país y el mundo.
Cosa aparte es una nueva actividad que se hace muy corriente en este tipo de manifestaciones, y es la de fotografiar de parte del ciudadano que participa en las mismas. Mi impulso por registrar los hechos fue acompañado de varias decenas de periodistas gráficos, estudiantes y simples sujetos que con cámaras digitales o teléfonos iban retratando los acontecimientos.

Una jornada, que como lo indico previamente Arturo Martínez -presidente de la CUT-, puede indicar un antes y un después en los acontecimientos de nuestra jalonada patria.

Comentarios

  1. Hugo!
    visita el siguiente link. es un muy buen artículo sobre la marcha del 29
    http://www.voltairenet.org/article151146.html

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