Clima y dilema.

Un el decurso de los hechos, la acción humana ha demostrado ser lejos tan mortífera como el cataclismo que se llevo a los dinosaurios de la faz terrestre. No es que uno tenga que ser un experto climatólogo, o un estudioso en alguna rama de las ciencias de la tierra, es solo que la memoria intima de los sujetos nos colocan en perspectiva de una nueva etapa de la evolución de la vida en el planeta. Ayer, miércoles 08 de agosto, los habitantes de Santiago, el ombligo de la “conciencia” del territorio nacional, enfrentamos un pequeño cataclismo, de aspecto formalmente poético para los que tienen la mirada insuflada de metáforas, pero que en los hechos maraca la inflexión entre la “normalidad” cíclica climática y un nuevo estado de “normalidad” de irregularidades cíclicas, esto es, que nos debemos acostumbrar a eventos climáticos diversos de los registros corrientes a los que estábamos acostumbrados. Es la ruptura con la memoria intima del sujeto.
Mala cosa para los poetas y líricos, tal vez desde ahora en adelante se tendrá que cantar a la “pasada” época de tardes frescas de otoño, o calidas mañanas de primavera, y pasar a jornadas de tempestad sin aparente transición. Lo importante, si es que se puede decir tal cosa, es el reconocimiento de que todo este descalabro es efecto de la propia acción humana. La importancia está dada por que aún tenemos la oportunidad –seré un optimista sin remedio- para "hacer" –acción, praxis, pro actividad- un cambio profundo, una revolución, en las conciencias de los sujetos y de las instituciones; un cambio que en todo caso requiere reformular la manera de entendernos en y con el entorno, relaciones diversas con especies que han sido parte del soporte de la vida terrestre de milenios antes que existiera el hombre en la tierra –ayer se difundió informe de organismo internacional que el delfín de agua dulce baiji se encuentra con altas probabilidades de extinción por la severa contaminación del río Yangtzé en China.
Aún queda tiempo, puede ser el mensaje, un llamado de atención. Escuchemos.

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