La calle esta dura… la noche es dura

Entre la celebración casi intima del cumpleaños de Matías, me apoyo en la entrada a la Maestra y pienso que la noche tiene maneras de tratar a los seres, de trasformarlos en fieras que se alimentan de la sangre de otros. He visto muchas cosas en la noche –son cinco años los que llevo contemplando parte de la condición humana- en que han pasado algunos litros de sangre y dolor –del físico- por mis sentidos. Gritos, carreras, maldiciones y sufrimientos que se combinan para hacer un collage, una especie de representación de todos las pasiones de los hombres. Así de dramática es mi declaración.
Recuerdo la ves que un puertorriqueño me amenazo con una cortaplumas. “Nunca un choro muestra una punta y la guarda sin sangre, ese va a morir por alumbrao…” fue la sentencia que le dio un conocido, no como amenaza, solo fue el presentimiento del fin. Menos de un año después de aquella noche el tipo morir en una riña en las mazmorras de la oscuridad.
Anoche una mujer descubrió que jamás debe bailar con la pareja de un choro, ni cuando el tipo insista cortésmente. La gentil rumbera recibió un certero golpe en la boca como recompensa de su inocente osadía. Y no es que en la Maestra estas cosas sean la costumbre, de hecho es primera vez que sucede, es solo que la noche esta dura…
Hoy se contuvo el tiempo. Hace un mes que no me visitaba la pequeña Rocío “fosforito” con su energía… me contuvo en un abrazo.

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