Tiempo de elecciones (tres)... Viva la Matria Grande.
Lo que finalmente quedo fue una frase, en realidad entre una serie de gestos y simbolos, que lanzó la Malucha Pinto en la celebración frente al Hotel San Francisco: “Se acabo la Patria, a nacido la Matria…”. Más que el discurso de la Presidenta, fue eso lo que de alguna forma me indico que se iniciaba un periodo excepcional en la historia de nuestro país.
Ahora que escribo este texto escucho un disco de esos temas del Canto de la Patria Grande –me recuerdo de la voz de Pedro Henríquez, el locutor de esa gesta en la FM, la radio Umbral, que a fines de dictadura solo pinchaban temas en español y que tenían un compromiso con la causa de un mundo mejor, hoy no se que significa con precisión todo eso- con Leon Geco, los Quila, los Inti. Pablo Milanes, Mercedes Sosa, etc. Que se yo, una reminiscencia a la hora de mirar en que esta nuestra nación, con los traumas de una transición inacabada, una apertura a media maquina, un camino distinto del que deseamos cuando terminamos con la Dictadura –quien se hubiese imaginado que la Corte del Dictador caería por problemas tributarios, ¿pero es Pinochet el principal responsable, o es acaso el chivo de ese oscuro grupo de poder que hoy se recicla en las universidades privadas y en los negocios especulativos en masa?. Igual celebro ver como piden “respeto”, los mismos que no tuvieron ningún trauma en despreciar el dolor de los otros.
En fin, a nacido una Matria, en que se valora la discrepancia, la critica y la reflexión, una Matria que se articula en torno a la figura decidida de la madre, de la mujer, de la Jefa de hogar, de la vendedora con los cabros chicos a cuestas inventando como se hace vida sin perder la ternura en un mundo que desprecia la improvisación, que utiliza el doble discurso de la zanahoria y el garrote. Que nos depara este tiempo nuevo. Y luego Evo Morales, glorioso soporte de ese sueño de la Patria Grande, de un mundo ancho que se funda en el sufrimiento y el aliento, la esperanza de un camino cargado de ideas que darán vuelta la tortilla. Espero que esa tortilla sea la de construir para todos…
Ahora que escribo este texto escucho un disco de esos temas del Canto de la Patria Grande –me recuerdo de la voz de Pedro Henríquez, el locutor de esa gesta en la FM, la radio Umbral, que a fines de dictadura solo pinchaban temas en español y que tenían un compromiso con la causa de un mundo mejor, hoy no se que significa con precisión todo eso- con Leon Geco, los Quila, los Inti. Pablo Milanes, Mercedes Sosa, etc. Que se yo, una reminiscencia a la hora de mirar en que esta nuestra nación, con los traumas de una transición inacabada, una apertura a media maquina, un camino distinto del que deseamos cuando terminamos con la Dictadura –quien se hubiese imaginado que la Corte del Dictador caería por problemas tributarios, ¿pero es Pinochet el principal responsable, o es acaso el chivo de ese oscuro grupo de poder que hoy se recicla en las universidades privadas y en los negocios especulativos en masa?. Igual celebro ver como piden “respeto”, los mismos que no tuvieron ningún trauma en despreciar el dolor de los otros.
En fin, a nacido una Matria, en que se valora la discrepancia, la critica y la reflexión, una Matria que se articula en torno a la figura decidida de la madre, de la mujer, de la Jefa de hogar, de la vendedora con los cabros chicos a cuestas inventando como se hace vida sin perder la ternura en un mundo que desprecia la improvisación, que utiliza el doble discurso de la zanahoria y el garrote. Que nos depara este tiempo nuevo. Y luego Evo Morales, glorioso soporte de ese sueño de la Patria Grande, de un mundo ancho que se funda en el sufrimiento y el aliento, la esperanza de un camino cargado de ideas que darán vuelta la tortilla. Espero que esa tortilla sea la de construir para todos…
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