La niña Rocío.

Ella ha perdido al hombre con el cual soplaba la vida, y soñaba que los días se vendrían uno tras otro. Que distinta es la conclusión de los caminos que anhelamos.
Comemos despacio para que el tiempo dé suficiente fuerza y terminar de desentrañar el sentido de esas cosas que pasan. No hay caso, el fracaso es total. Salimos del bar Nacional y caminamos por el centro lluvioso. Una nube negra y espesa se pasea por nuestro horizonte. No importa, le digo, es solo cuestión del vendito fuego, del que quema las heridas con más dolor. Que malvada idea le e confesado a mi pequeña incierta.
Ella tiene una mirada que dice tantas cosas. Es capaz de soportar, y se allegara a la tranquilidad.
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