palabras sueltas...

Encontré un montón de palabras desparramadas en el piso, después de volver de dejarte en el taxi. Con las manos junté letras, consonantes, silabas –no logré distinguir diptongos ni hiatos-, formando frases inquietas que decían cosas que esa madrugada abrigamos mientras nos abrazamos.
Completé una oración, parecía la letra de un canto, tal vez un poema que del sonido repetido supuse que era una declaración de cariño, una manifestación del deseo de encontrarme dispuesto a despertar otro día a tu lado.
Debo confesar que no sólo me sobraron tildes, comas y puntos. También algunas palabras que no encajan: “miedo”, “soledad”, “ruido”. Las arrastré con el escobillón y las vertí en la basura de aquella mañana luminosa que me regalaste. Aquella mañana que muchas palabras dejaste desparramadas en el piso…

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