Portapapeles xiv

Sospecho que tengo nombre de final, una identidad que se diluye entre las manos de líneas infinitas.
Le tomo las palmas para verificar el dibujo que imagino, y sus ojos clavados en mi conciencia, revolviendo las ideas que deseo confesar.
Tiene presencia. Es una mujer que llora cuando llueve en esta esquina del mundo, y desnuda, abraza mi pecho morado, dibujando círculos con los dedos.
Se llama Sorpresa, y la quiero siempre pegada a mi piel, con su pelo largo, largo, y su voz de mujer infiel, y su palabra de verde verdad, y sus penas que las oculta detrás de un sorbo prolongado de cerveza negra, un almuerzo que se hacen en inquietante interrogatorio.
Es una mujer que se descubrió una mañana de fiesta interminable, coqueteando con la música y conquistando mi soledad.
Sospecho que la espero, espero que despierte y me busque, y descubra el equilibrio precario que sustenta mi humanidad…

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