Rachmaninoff de Antonio de Santos

UNO. No es de mi predilección intelectual pero debo reconocer que como constructo es útil para identificar ciertos esfuerzos que se dan en arte. Lyotard situó el esfuerzo que crispa la modernidad en los sujetos que están encargados de catalizar la representación estilizada de la realidad. A eso –y muchas cosas más- llamaba posmodernidad, principalmente al desgaste del discurso racional que la Ilustración colocó sobre la conciencia colectiva del homo modernus.
De hecho en un pasaje de “La modernidad. Explicada a los niños” menciona el desafío de la fotografía y el cine en el desgaste en la modernidad en la aprehensión de la “realidad” como un óptimo de la razón humana sobre el medio.
Qué sucede con la acción de arte que es reconocida como una exacerbación de la mirada, ya no de contención de la realidad sino que como forma de interpretación absoluta de la vida de un personaje “dibujada” de manera anormal y traspasada en un formato que es la expresión máxima de ese registro.
Una crítica –dentro de otras muchas que se pueden hacer- a la opinión de Lyotard es justamente que es una posición radical contra la modernidad –aun que no la única- es no sustentable en el ámbito epistémico como propuesta metodológica.
Me hago cargo de ese problema y continúo con ésta crónica para comentar una de las obras más cercanas a lo que el referido podría tener a una construcción posmodernista.
Otros podrían hablar de vanguardista.
DOS. Antonio de Santos es un joven cinéfilo que ha desarrollado una extensa labor de difusión del cine de diversa naturaleza, esfuerzo que se plasma en el proyecto “La Calavera Collection”. Es éste el primer antecedente que importa para adentrarse en su película, Rachmaninoff, su gran información, diversa y rica en imágenes que se plasma en su debut de larga duración. Es sin duda una gran escuela el hecho de estar en contacto permanente con el arte, pero se puede tornar un problema. La capacidad de distinción en la construcción es esencial, parte del lenguaje que se constituye desde los intereses que puede mezclar, esas otras miradas que han enriquecido el séptimo arte. Se ve el expresionismo alemán en sus encuadres o la propia referencia al cine mudo; Tarkovski y el ritmo de la narración sin prejuicio; el sentido laberíntico –que en todo caso puede ser parte de una falta de precisión en el montaje- que podría ser al estilo de Lynch; Hitchcock y el trabajo de la sombras que en la película en blanco y negro tiene un doble sentido tanto estético –que es muy cómodo para la historia- como de costos para una producción que contó con 750 dólares. En fin, son múltiples las influencias que podrían ser mencionadas y tal vez muchas sólo sean parte de mi propia fanfarria de observador.
Lo concreto es que en algún punto la obra se satura, en una especie de acto resabido se vuelve una mezcla que no logra distinguir la opinión del director de las distintas influencias que se notan. En todo caso no está mal que el creador se apoye de maestros, el acto de repetición ayuda al encuentro de la innovación del lenguaje.
TRES. Decir que la narración se dilata innecesariamente, exigiendo al observador una concentración que no reporta más de lo ya entregado hasta la hora de proyección. No importa tanto los planos fijos que se extienden como cuatros de un colage, secuencia diacrónica que en todo caso posibilita no perder el hilo argumentativo.
Es una apuesta arriesgada y pretenciosa que en todo caso y a pesar de una excesiva conceptualización que nos recuerda experimentos de diverso origen en el desarrollo del arte –y es lo que lo podría acercar al mote de posmoderno según lo dicho más arriba- y que en esta obra la hace posible.
CUATRO. He dejado al final el comentario de la música y la vida de Serguei Rachmaninoff. Es a la larga un catalizador que ayuda a expresar esta aventura arriesgada y que deja sabor agradable, como de esas experiencia a los sentidos que no son placenteras por la condescendencia, al contrario se hacen dignas por su provocación.
Comentario a parte merece los textos, de un lirismo que se pueden imaginar cerca de la desolación del artista. Unos de los mejores elementos de la película junto con la musicalización.

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