Apunte Catorce: Violencia y conflicto

UNO. En más de alguna oportunidad he mencionado la importancia de la violencia en el devenir humano. Se supone que tiene mucho que ver con la forma en que reaccionamos cuando nos enfrentamos a ella desde la aséptica sociedad moderna, esto es, que si la miramos como un fenómeno imperdonable en su manifestación más evidente. Pero resulta que opera de manera distinta si uno es un sujeto dotado de ciertas características, habitante del barrio oriente o poniente, de una ciudad del sur o del norte, de un país desarrollado o uno en vías de desarrollo.
Se a dicho que la violencia urbana, por ejemplo, llegó para quedarse en nuestras ciudades sub desarrolladas, pero se articula este discurso con un tono de pureza, como si fuera algo nuevo, distinto a formas de coerción que han coexistido desde siempre en nuestras historias sociales.
El septiembre se vivió una jornada de violencia “inusitada” se dice en el noticiero, o en la crónica del diario. Opinan sociólogos, sicólogos y antropólogos sociales como si se tratara de una enfermedad terminal, un cáncer que es necesario extirpar de una vez por todas. Pero resulta que la violencia se ejerce constantemente contra muchos sectores de la población de manera permanente. La exclusión social es una forma de violencia que es silenciosa pero que acumula otras formas que se manifiestan de cuando en cuando en las ciudades. Y eso es así en cualquier ciudad del mundo, no distinguiendo el continente. Es un contrasentido que se reclame contra actos de violencia si cuando el poder hegemónico la utiliza a cada momento, coercionando la voluntad de los ciudadanos –los más débiles en la cadena que comienza en los Estados del nuevo orden y así hasta llegar a un barrio en el que el padre ejerce violencia contra su hijo y/o pareja.
El círculo jamás se cierra pues tenemos ahí el desgarramiento de los femicidios, agresión infantil, buling…
DOS. Mi hija debe aprender a vivir en un mundo donde la violencia es parte de los mecanismos de equilibrio sistémico. No es la idea que ella se transforme en una energúmena que incite gratuitamente, pero como en todas las cosas, tiene que portar con herramientas que el permitan batirse en su entorno. Especialmente considerando que uno como padre no puede estar –no es la idea que así sea- en todo los espacios en los que le toque habitar. Por eso prefiero que aprenda a convivir con su medio –como le llama la psicología del conocimiento- homeostasis es esa capacidad de vincular su propio aprendizaje-entrenamiento vivencial con los espacios que le toque enfrentar.
En todo caso la conectividad y comunicación –en las dos acepciones en uso para este caso- esto es el sopote tecnológico y el del afecto. Sirve mucho tener un celular, pero es solo en unidad con un vínculo que puede servir todo lo anterior.
Hace menos de un mes, por ejemplo, se enfrentó a la agresión física de tres compañeras de colegio de un curso superior por un lío medio amoroso. Los efectos –por suerte- no fue mayor, pero después de conversar mucho con ella, con las autoridades del colegio y su madre, decidimos mantenerla en el colegio, pero abriendose un proceso donde todas las partes pudieran comprender el sentido de esa violencia, su implicancia y la manera de generar espacios de dialogo.
TRES. Los conflictos pueden ayudar a transformar a los sujetos desde la comprensión del proceso en el que están incertos.

Comentarios

Entradas populares