Movilización del magisterio.


UNO. La movilización ha sido por siempre un mecanismo efectivo para el logro de las aspiraciones de sectores de la sociedad. Eso se asume como parte de las reglas del juego, como aquellas maneras para romper lo que generalmente desde la tecnocracia se concibe como lo que debe ser en la generación de políticas públicas. A mediados de año fue la movilización de los estudiantes secundarios, y que consecuentemente instalaron modificaciones en las prioridades públicas en torno a la educación.
Hoy nos encontramos en un nuevo escenario, cuyos soportes se encuentran en un considerable debate en torno a recursos económicos recibidos por el aumento del precio de nuestro principal recurso de exportación –el cobre-, además de una positiva perspectiva macroeconómica, pero que en todo caso no resuelve una serie de situaciones de fondo con el modelo de desarrollo, y que la principal es –en voz de expertos- la distribución de las “riquezas”.
La manera de lograr un mayor acceso de la población a un ordenado manejo económico –asumiendo las categorías técnicas que propicia la administración del sistema- serían facilitando el acceso a mejores y mayor cantidad de servicios –educación, vivienda, salud; y aumento de la base remunerativa de los trabajadores –que dinamiza el consumo y por lo tanto genera sinergia en el mercado.

DOS. Existe una variopinta gama de posiciones para definir que hacer con los recursos que han “llegado” en esta etapa depredadora de recursos naturales en el mundo y que significa un mayor ingreso de divisas a las arcas fiscales. De todas las cosas que se han propuesto, la que mayor sentido tiene es la mejora de los sectores sociales que han esperado por un aumento en sus remuneraciones y condiciones laborales. Esta mejora no tiene por que ser la manera de desordenar el manejo de las finanzas públicas, es justo que se produzcan compensaciones históricamente postergadas por los gremios.

TRES. Esta mañana participe en la marcha convocada por el magisterio y que adhieren un grupo de organizaciones sociales. El recorrido fue modificado, un trazado que lo más probable que cree precedentes de aquí en adelante. Ha existido un proceso de criminalización no solo de la autoridad, sino no además de la población –papel fundamental tiene en esta los medios de comunicación- efecto de una proliferación de acciones de violencia radical en contra de mobiliario y propiedad en las rutas en que se desarrollan las marchas. El hito que marcó el cambio fue la bomba molotov lanzada contra una ventana de La Moneda el 10 de septiembre –marcha en recuerdo al golpe, nuestro once de septiembre. Como sea, la marcha se enfilo por la avenida lateral al Parque Forestal hasta Estación Mapocho y por calle San Martín a la Alameda y el Ministerio de Educación.
Otro efecto de la criminalización mencionada fue el fuerte contingente represivo, pero que con el pasar de las horas se transforma en parte del paisaje gris de la mañana brumosa de Santiago. Se dice que se destinaron mil funcionarios con sus indumentarias de fuerzas especiales. Eran realmente notorios.
Finalmente solo se produjeron algunas escaramuzas asiladas cuando ya se había terminado los discursos de los dirigentes.

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