ÚLTIMA CUENTA PÚBLICA DEL GOBIERNO, DOTAR DE SENTIDO LOS DERECHOS HUMANOS: PENDIENTE
Introducción. A 10 meses del término de la administración Boric, la última cuenta pública profundiza el giro que desde hace algunos años hemos señalado como una barrera a cualquier posibilidad de cumplir compromisos asumidos en el programa de gobierno.
Es probable
que este periodo, que termina formalmente en marzo de 2026, abrirá una etapa de
análisis histórico, que evidenciará las complejidades de los procesos que se
pretenden transformadores, y respecto al que vivimos, se señalará el naufragio
por falta de claridad del destino al que se pretendió llegar, o por falta de
capacidad de quienes dirigen el viaje, o por las dificultades que presentan los
contextos que van obligando a adecuar el rumbo. De estas tres dimensiones, es
posible identificarlas en lo que podríamos denominar cierre del proceso
institucional, puntualizado en: ausencia de claridad del destino de las
transformaciones, faltas en la conducción, y la incapacidad para sortear
contextos adversos que se presentaron en el periodo.
Por lo
tanto, la cuenta pública del 1 de junio, la cuarta y última de esta
administración, de algún modo ha dejado en evidencia estos aspectos del
proceso, con el adicional que, respecto de los derechos humanos, la conclusión
ha sido aún más ajustada, dejando como herencia del periodo, una estela de
frustración con un sabor de despolitización generalizada en bastos sectores
sociales y políticos.
Derechos
Humanos, una noción que debe volver a tener sentido real
En la
alocución presidencial, de dos horas y medias de extensión, el presidente Boric
hizo referencia en 9 oportunidades al concepto Derechos Humanos, en contextos
distintos y para resaltar diferentes situaciones.
En la
primera parte del discurso, menciona el hito histórico que fue la revuelta de
octubre de 2019, pero lo sitúa en una balanza, por un lado, como crítica “…Hubo
episodios de violencia inaceptable…” de parte de la población alzada, para
agregar luego: “…y como respuesta por parte del Estado se cometieron graves e
inexcusables violaciones a los derechos humanos…”. Es probable que, en esta
interpretación institucionalizada, no alcanza a representar el verdadero fondo
de lo que aconteció en esos casi 6 meses de movilizaciones: fue la expresión de
una revuelta que buscó equilibrar un orden injusto, en que el Estado, como
tantas veces en la historia de los 200 años de la república, respondió con
violencia y muerte.
En la parte
media del discurso, se menciona 2 veces “Derechos Humanos”. Una circunscrita a
una idea que, en vista de la evidencia, parece formal para el mundo del
reformismo progresista, pues los gobiernos de la Concertación/ Nueva Mayoría
(quienes a esta altura se han transformado en los grandes referentes de la
administración), han vaciado de significado este concepto, al estar mencionado
como una combinación discursiva sin mayor relevancia -por la vía de los hechos-
en la forma de abordar una serie de materias.
Por otro
lado, es mencionado respecto del accionar de Carabineros, en tanto sería parte
de su marco institucional, idea muy alejada a la evidencia y experiencia que a
cada tanto se ve enfrentada CODEPU en su tarea de asistencia, de víctimas y
luchadores sociales populares que siguen siendo reprimidos, que aunque con una
intensidad distinta a la de otros periodos, pero igualmente severa.
Estas dos
ideas tienen la dificultad de estar enmarcadas en la formalidad. Por un lado,
bastos instrumentos operativos y normativos que no han hecho más que
profundizar la deriva reaccionaria de las instituciones, por lo que en su
mención solo queda la evidencia del vacío conceptual de esta noción.
Ya en la
última parte de la alocución presidencial es donde podríamos encontrar las
mayores y más consistentes referencias a los “Derechos Humanos”, no exentas de
contradicción.
El tema de
Memoria, en especial por la historia de CODEPU -surgida en 1980 en plena
dictadura- la búsqueda de verdad y justicia es central en su acción, el que en
el marco de los 50 años del Golpe de Estado civil-militar se haya establecido
como política pública el denominado “Plan Nacional de Búsqueda de Verdad y
Justicia” ha sido un imperativo, y en ese sentido se ha participado
propositivamente en una serie de instancias judiciales e institucionales -no
nos restaremos en el cumplimiento de la misión que nos impusieron sobrevivientes,
familiares y compañeros de las víctimas -, por lo que valoramos cualquier
iniciativa en este sentido, en especial si tiene un horizonte de política de
estado, pero a la vez se debe evidenciar las dificultades: la burocracia de
coordinar una serie de servicios y voluntades políticas, entendiendo que se
debe acelerar el ritmo ante un incierto futuro de recomposición del
negacionismo reaccionario.
Respecto de
los últimos anuncios, destacable es la reconversión del penal “Punta Peuco”,
recinto que solo limita la posibilidad del castigo efectivo a criminales de la
peor calaña que ha tenido la historia de nuestro país, aunque se debe esperara
a los pasos administrativos para cumplir tan anhelada medida para sobrevivientes
y familiares de las víctimas de la dictadura.
En cuanto a
la situación de la Comisión Asesora Presidencial para esclarecer la Verdad de
las Vulneraciones a los Derechos Humanos de Niños, Niñas y Adolescentes en el
Sename, la reparación de infancia vulnerada, es de todo sentido avanzar en esta
materia, aunque también se debe estar en alerta por sucesivos anuncios, en
otros periodos, que no han hecho más que dilatar medidas en este sentido, como
así mismo con la creación del Banco de Huella Genética que ayude en el tema de
adopciones forzadas o irregulares, otro capítulo oscuro desde el punto de vista
del rol del Estado.
Sobre
fortalecimiento del programa PACTO, es indispensable concretar medidas
correctivas para que dichos actos reparatorios de las víctimas de trauma ocular
en marco de la revuelta de 2019, tenga un efectivo impacto.
Por último,
una referencia urgente expresada en el llamado de atención de los crímenes que
se cometen en territorio palestino. El genocidio del estado reaccionario de
Israel requiere no solamente el boicot de productos producidos en territorio
ocupado ilegalmente, es necesario la ruptura de relaciones diplomáticas, no hay
otro modo de marcar el repudio a las acciones inmorales que se producen en
Gaza.
Temas Pendientes
o ausencias
- La situación permanente, de estados de excepción
en el Wallmapu, vigente desde el 28 de mayo de 2022, es en sí mismo una
anomalía que debiera llamar la atención por lo contradictorio de dicha
medida, única en la historia de Chile para periodo de normalidad
democrática (con todas las consideraciones que aquellos significa). Este
es, tal vez, uno de los elementos que el sector representado por Apruebo
Dignidad/ Socialismo Democrático tendrán que explicar con mucha atención
cuando este instrumento represivo sea invocado por administraciones sin
complejos (la ultraderecha lo usará en todo contexto, eso es seguro).
- Asumir de una vez por todas que de las 65 normas
“antidelincuencias” que se han legislado, con la inversión en equipamiento
y capacitación de los entes persecutores, ese contingente será el que se
dirigirá contra todas las formas de disidencia. Hoy ya es utilizado en
varios contextos (estudiantes, mapuche, pobladores), que en una etapa de
mayor politización será más evidente.
El cierre
de un proceso
A pesar de
que faltan 10 meses para que concluya esta administración, en términos
generales, y dejando abierta la posibilidad que exista una redirección,
improbable en vista de los acontecimientos, se hace necesario fortalecer las
herramientas del trabajo colectivo, popular y defensa de los derechos humanos
en los territorios. Si en este tiempo que queda, con una contienda electoral de
por medio, no logra asegurar cuestiones mínimas, en la perspectiva que se
señaló en el inicio del periodo sobre política de justicia, la reparación y la
garantía de no repetición, será una pérdida significativa. Dicho esto, es
indispensable apoyar la reconfiguración de tejido populares y territoriales, la
lucha por más democracia y mejor vida es un horizonte que no se puede evitar, y
en eso CODEPU debe ser un actor central y permanente.