Tékne y Poiesis: "Pregunta por la técnica" y búsqueda de la esencia en Heidegger
“Jamás mil maquinas
podrán hacer una flor” (Grafiti callejero)
La definición de la técnica como
aquello que está más allá de la simple identificación enciclopédica (enkyklios paideia “conocimiento circular”)
en Heidegger adquiere una altura de fina entonación reflexiva.
Hablamos de técnica
vinculada al “hacer” que por extensión permite encontrar la verdad(1), esta última categoría es destacada en el texto reseñado
como parte del esfuerzo por desocultar aquello que se “trae-ahí-delante”, una forma que es propia de la materia y que la tékne posibilita desentrañar. Hay acá
una articulación que propone Heidegger desde la tradición clásica, el acto
verbal del “hacer” que se identifica
con la poiesis o producción.
Producimos algo que está
en la materia, la desocultamos para
que se integre a un ciclo que el ser humano utiliza en otros procesos de manera
regular, como por ejemplo la madera de un bosque, se transforma por la tékne en celulosa y luego hojas de
revistas y diarios que contienen otros procesos que de manera determinada
transforman nuestro entorno.
La poiesis es la potencialidad, la fuerza que posibilita que la madera
se transforme en celulosa y luego en papel y los ciclos posteriores.
Esto es representado por
el pensador, en las implicancias del ejemplo en particular -el bosque, el
árbol-, se puede decir que hay una analogía(2).
Heidegger intuye que la relación entre la tékne
y un proceso se puede alcanzar altos niveles de transformación en relación ya
de la que llama la “técnica moderna”,
como una complejidad que en todo caso cumple el mismo sentido que la técnica
definida en la filosofía platónica y aristotélica.
La distinción de estos
dos momentos de la tékne, es decir moderna
y clásica, no compiten sustancialmente, pues a pesar del impacto, los dos
momentos están constituidos por el mismo impulso esencial: “trae-ahí-delante”
Eso sí la diferencia
estaría en el “modo de hacer salir lo
oculto”, es decir el esfuerzo que realiza la poiesis para desentrañar la verdad de las cosas de la naturaleza.
Tanto en la tradición clásica como en la moderna el modelo operacional es el
mismo (3).
En todo caso esa
diferencia de algún modo determina la calidad del desocultamiento. Primero pues es la propia razón del hombre la que
ha entendido que mejorando los contenidos de la técnica, mejora un desocultar
que modifica el entorno de la naturaleza. Se fija en la física moderna que se
basa en el entendimiento de fenómenos que permiten controlar y aumentar la
transformación de procesos que de otra manera no producirían otros procesos
como los energéticos que determinan el Ser de la modernidad.
Segundo, Heidegger habla
de “estructura de emplazamiento” como
“lo coligante de aquel emplazar que
emplaza al hombre a hacer salir de lo oculto lo real y efectivo en el modo del
solicitar como existencias”(4). Este
emplazamiento permite la vinculación del hombre moderno con la técnica y desde
este punto ubicar una posibilidad de contestar la pregunta que nos hacemos
sobre la esencia de la técnica, más allá de la definición con la que parte esta
opinión y que es criticada por Heidegger por no ser pertinente a todo lo
esencial de las cosas.
Este emplazamiento es a
la vez la fuente de un posible entendimiento de aproximación a una respuesta
por la esencia de la técnica, pues si lo que se quiere, y Heidegger lo asume
como lo propio de la esencia de la técnica, desocultar por lo tanto encontrar
una verdad, está en peligro permanente al “malinterpretar”
(5) eso oculto que conlleva el “trae-ahí-delante”
Un peligro es que todo se
reduzca a un “artefacto”, es decir
una apariencia de técnica que no es esencial y lo que pretende el autor es que
encontremos la esencia de eso que llamamos técnica y que los griegos
identificaban como tékne, el procedimiento
que es la definición enciclopédica que es un rudimentario mecanismo para
conformarnos con la apariencia, no con la esencia.
Ya al decir que los
griegos identificaban el procedimiento con la tékne, del mismo modo el verbo “hacer”
lo circunscribían con la poiesis, el
arte de convertir lo que no es pero que está como potencia. Pudiera ser que
hacía el final del texto Heidegger nos
indica un camino para volver a aquellas nociones desde las cuales surgieron las
preocupaciones que nos traen hasta la pregunta por la técnica.
Tékne y Poiesis: la
esencia de la técnica
Originalmente la poesía era
operatividad, es decir, indicaba como palabra todo aquello que era necesario
saber para la acción y transformación de las cosas. Era un instrumento del logos, de la idea.
Es
interesante hacer notar que esta condición indispensable cambió radicalmente en
la modernidad, y solo desde allí la poesía pierde su carácter ideológico y
funcional al poder, luego que la técnica permite la impresión de las ideas en
papel –siglo XV- como soporte de la misma técnica, que a la vez pierde el
sentido original de medio de desocultamiento de lo que está en la naturaleza,
para convertirse, y convertirnos, en operatoria que reduce en como artefacto, “estructura de emplazamiento”
Por
lo tanto originalmente la poiesis era
arte de muchas cosas como por ejemplo la construcción de un molino, o las
medidas de las matemáticas que permitían navegar.
“Las artes no precedían de los artístico. Las
obras de arte no eran disfrutadas estéticamente”(6)
Lo
que sostengo es que al ser separada estas dos dimensiones de sus sentidos
originales, también se pierde la capacidad para entender la esencia de las cosas
-los fenómenos-, y por supuesto de la misma técnica que es amarrada a las
definiciones enciclopédicas que las reducen a una coordenada singular sin
posibilidad de profundidad.
“Lo poético lleva lo verdadero al esplendor…
lo que aparece de un modo más puro”(7) por tanto es esta la manera que se
puede salvar(8) la búsqueda de la verdad, el
desocultar, que está en la técnica como modo y como propia pregunta por su
esencia.
La
esencia de la técnica no está en una respuesta técnica, es al fin el motivo de
la crítica de la pregunta que habitualmente se responde desde sí misma, es más
probable que la encontremos en la poiesis,
y por extensión en el arte, aunque esto último tampoco lo asegure Heidegger,
por cuanto la técnica ayuda a desocultar muchas cosas, al describir la esencia
de la forma de las cosas, pero no logra desocultar su propia condición.
Lo
único seguro, nos dice el autor, es que la
pregunta es la piedad del pensar.
(1)
“La
técnica no es pues un mero medio, la técnica es un modo del salir de lo oculto.
Si prestamos atención a esto se nos abriría una región totalmente distinta para
la esencia de la técnica. Es la región del desocultamiento, es decir, de la
verdad” en “La pregunta por la
técnica” pág. 14. Editorial Folio, Barcelona 2007, en adelante es la
edición citada.
(2)
Página 19-20
(3)
Heidegger utiliza varios ejemplos que hace
sospechar su concepción eurocéntrica superior en la condición y capacidad para
utilizar la tékne. Es significativo
la comparación que realiza sobre la forma en que se “iluminan” con turbinas que
extraen electricidad del Rin respecto de comunidades africanas. Pudiera no ser,
por otro lado, un enfoque decisivo en su reflexión por cuanto los ejemplos
intentan demostrar en su “presente” las diferencias entre técnicas sencillas
(este adjetivo nunca lo utiliza Heidegger) con respecto a los modos que le son
propios a su condición de europeo.
(4)
Pág. 26-27
(5)
Pág. 29
(6)
Pág. 40
(7)
Pág. 40 Hace referencia a Fedro de Platón, por cuanto es en el papel del poeta conviven con
los artesanos como parte de una dimensión que está más cerca de la acción
transformadora que del valor del filósofo.
(8)
“Pero
donde hay peligro, crece también lo que salva” Poema de Hölderlin que usa
Heidegger para significar el peligro que implica la estructura de
emplazamiento, pero que a la vez tiene la cualidad de tener en su propia
condición los elementos de salvación de ese mismo peligro. Discurre así: si la
condición de búsqueda de la esencia de las cosas, la técnica, está mediada por
la inmediatez de las propias estructuras que soportan la técnica, ocultando ya
no la verdad en las cosas que se deben desocultar, ahora ocultas en las propias
formas de la definición de la técnica, pues la salvación de la búsqueda estará
justamente en ese peligro al querer resistir aquellas condiciones.
Crece algo
que tiene raíces, esta metáfora es significativa para el autor, por cuanto lo
que no se ve es lo que permite la vida del árbol, lo que le da la esencia.
Si la
esencia de la técnica es la estructura de desplazamiento y es el peligro que
ahuyenta la verdad, puede ser también su salvación al contener la raíz de la
misma.
Pero
Heidegger inmediatamente agrega a esta idea que Gestell (palabra alemana que hacer referencia al desplazamiento) no
habla de la condición propia de “toda” técnica, suponemos que habla de “un”
tipo de técnica, la moderna, que es la que ha perdido la condición de esencia
en tanto descubridora de lo oculto.
El
contrapunto es claro luego al identificar en la poiesis la posibilidad de
encontrar la esencia de las cosas.