La crisis de las discotecas, de la noche y de las audiencias, como sobrevivir desde la Maestra Vida
La noche en Santiago vive una crisis, y al parecer esta tiene muchas coincidencias a los problemas de la bohemia en otros rincones del mundo. Este fenómeno tiene una denominación, los alemanes la llaman “clubsterben” o “muerte de los clubes”, y sería una tendencia que se vive casi como un cambio paradigmático que implica la transformación de hábitos de consumo de actividades de ocio.
Se habla de una translación en la manera en que se consume
esta dimensión de la vida social (acceso a la oferta musical desde los smartphone
por ejemplo, facilita que en cualquier rincón un grupo de amigos puede organizar
una fiesta), esto sucedió en especial desde el término de la emergencia
pandémica -donde se intentó volver a lo de siempre -el denominado “Business as
usual” que al parecer nunca fue tal. Operó como catalizador de nuevas formas de
vivir la socialización humana, especialmente en la incorporación de nuevas
audiencias a la oferta de espacios de interacción en torno al baile. Este
cambio tiene distintos elementos que se han ido potenciando, de acuerdo a
realidades locales o circunstancias particulares que se suman a un estado
complejo de la bohemia.
Parece necesario señalar como contexto, que desde un punto
de vista histórico la discoteca es una invención de la segunda mitad del siglo
XX, un tipo de recinto que se desprende y desarrolla a partir de las tabernas y
bares que surgen en torno a puertos y ciudades industriales del 1800, e inspirados
en los salones de baile privados de la burguesía (que tenían tiempo y recursos
para interactuar en torno a estas actividades de socialización), y entrado el 1900 se sintetiza para el pueblo
llano y el proletariado en lugares donde se practica cada vez más la danza, actividad
que Giorgio Agamben describe como la “…liberación
del cuerpo de sus movimientos utilitarios, exhibición de los gestos en su pura
inoperancia”, que se produce en estos espacios, como aquel primer recinto concebido
para este fin, el “Whisky à Go Go”, inaugurado en 1947 en París (no confundir
con una exitosa discoteca del mismo nombre, de 1960 fundado en Los Ángeles,
California).
La característica definitiva de una discoteca es que se
programa, con música en vivo pero principalmente con reproducción de discos de
vinilo, y hoy, con soportes electrónicos en amplificación de sonido, las
condiciones para el baile. Este tipo de espacio tuvo su mayor auge desde la
década de 1980 al 2010, en la que millones de personas asistieron alguna vez
con amigos o en soledad, en los cientos de miles de recintos que proliferaron, al
menos uno por cada localidad en occidente, ubicándose en el imaginario de varias
generaciones desde los baby boomer, como espacio central de
socialización e interacción, desarrollándose una cultura muy definida al rededor
a la pista de baile, el dj y el estilo específico de música que se programa.
Maestra Vida es un depositario específico de estos
elementos: música salsa y afroantillana, programada en vivo o con dj residentes,
en torno a las pistas de baile.
Hace un par de años -la curva es evidente desde 2023-
creíamos que la crisis se debía mayormente a elementos del entorno de nuestro
local, situaciones de economía doméstica, o de inseguridad al estar insertos en
un barrio -Bellavista- estigmatizado por una campaña sensacionalista que no
daba oportunidad a la oferta que entregábamos, pero hay elementos que al
parecer están operando de modo más complejo y profundo.
En el Reino Unido, donde hay estadísticas vigentes, el 2024
se cerraron en promedio algo más de un local de baile a la semana (totalizando
65 discotecas clausuradas), lo mismo que en Alemania y en general en Europa es
un tema de ribetes políticos por el impacto sobre el empleo y las economías. En
EEUU el fenómeno es similar. El 31 de diciembre, el medio británico Financial
Time publicó una nota “¿Quién mató a la fiesta? El baile nocturno cae en
declive global” que analiza los componentes de esta crisis, enunciando
aspectos culturales, generacionales y circunstanciales que aperan como
potenciador, algo que si miramos los resultados de los últimos años pueden
explicar, en parte, también lo que sucede en lugares como el nuestro.
En Chile, varios portales han dado cobertura a esta información,
agregando declaraciones de empresarios de actividades nocturnas, pero caen en generalidades
que no logran dimensionar el cambio que estaría operando, según las referencias
de los medios internacionales, hoy las nuevas generaciones no asisten a lugares
de bailes del mismo modo como lo hacían generaciones anteriores. Pero esto no quiere
decir que no existan espacios de música y danza, lo que sucede es que esos
momentos son otros, mencionándose recitales y festivales de bandas en vivo, en
horarios distintos a los que por costumbre se habitúan las discotecas (la ley
de alcoholes permite que se funcione desde las 19 horas hasta la madrugada).
https://djmag.com/news/65-uk-nightclubs-shut-2024-unprecedented-crisis-nightlife
https://www.ft.com/content/2138e940-0c81-44b0-87a7-325f278413e1