25 años de la Nueva Cambia Chilena, Chico Trujillo y la Maestra Vida

Los personajes en la historia casi nunca tienen conciencia de su papel en la narración de los hechos en los que estarán involucrados. Si alguien tuviera que apuntar por los participantes de la historia de la nueva cumbia chilena, cada uno aportaría una cuota de responsabilidad, pero de todos estos, hay sin duda un hito que es absolutamente indispensable reconocer, y hasta lo que sabemos, ese origen se denomina Chico Trujillo, y según la periodista Johanna Watson, su inicio se puede señalar el 8 de marzo de 2000 en Valparaíso. Ese fue el momento germinal del género -subgénero dicho de manera más precisa- y que desde hace un cuarto de siglo no ha hecho más que ampliar y profundizar su importancia en la escena musical.

Parece obvio decir, aunque muchas veces no seamos conscientes, que se requieren tres elementos para consolidar algún género o escena musical: intérpretes, audiencias y espacios donde difundir (sean plataformas de exposición o escenarios). Entremedio de estas tres categorías hay un entramado de personajes y situaciones que permiten entender las complejidades de un género.

En estos días se celebran 25 años del inicio formal con la primera tocata de Chico Trujillo, un hito que tuvo un camino previo de formación entre las giras de La Floripondio en Europa (agrupación de Ska de la que la mayoría de sus integrantes participan en la nueva banda) en la década de 1990, y por otro lado, la cocción creativa que se produjo a fuego lento en el horno cálido de la provincia del Marga Marga en la región de Valparaíso, dio un sonido que se escapa del antecedente que la inspiró: la cumbia chilena, una variante autóctona de ese sonido tan significativo para cualquier habitante del continente americano, talvez solo comparable con el impacto de la Salsa.

Sobre uno de aquellos componentes que señalábamos esenciales para la construcción de un género, espacio de difusión, Maestra Vida tiene una humilde responsabilidad -así lo queremos creer- en la consolidación del proyecto Chico Trujillo, y en general en toda la masificación de la nueva cumbia chilena. En nuestra trayectoria, tempranamente desde la década de 1990, fuimos un espacio de música en vivo, en que incorporamos no solo lo que existía de salsa y sus variantes afroantillanas, también lo que se puede considerar el precursor de la nueva cumbia, con las recurrentes tocatas de Joe Vasconcellos, De Kirusa o Mauricio Redolés, pues junto con lo propio de nuestra propuesta de programación (salsa, son, bolero, latín jazz o timba), que se presentaban entresemana, logramos estar preparados para cuando se inició esta armada de nuevas agrupaciones, en que el Macha y sus compañeros de ruta, pero también Juana Fe, SantaFeria, Villa Cariño, Moral Distraída, Mano Ajena, La Patogallina, Banda Conmoción, Gauchupé, Chorizo Salvaje, Anarkía Tropical… para algunas de ellas el nuestro fue su primer escenario por el que iniciaron sus propias historias, constituyeron un acervo de tocatas plagadas de experiencias individuales y colectivas, del modo como lo descrite David Byrne en su obra “Cómo funciona la música”, para señalar un componente indispensable para “crear una escena musical”, dice que el lugar debe tener características indispensables: una sala de concierto adecuada; donde los artistas puedan presentar material propio; las bandas tiene que cobrar equitativamente (la taquilla debe ser para los músicos); fomentar la transparencia social (el vínculo del artista con la audiencia); que la arquitectura del lugar debe permitir la interrelaciones distintas entre audiencia y las bandas. Estas ideas son propias de la forma en que ha existido Maestra Vida hace casi 4 décadas, y permitió que fluyeran estos grupos con identidades comunes, y con particularidades estilísticas de modo armónico con los otros estilos y géneros que se presentaban cada semana.

En este contexto es que podemos recordar la primera tocata de Chico Trujillo en nuestro escenario, el verano de 2006. Pero hay que ser precisos, ellos no fueron los primeros de la nueva cumbia que nos acompañaron, ese hito está reservado para Juana Fe, junto a otras agrupaciones que mantenían una relación de estilo como Tizana, probablemente Mano Ajena y las bandas de música de tambores colombianos que fueron recurrentes en las programaciones de aquella primera mitad de la década del 2000. Lo que vino después fue la maduración y consolidación de aquella escena que tenía en nuestro local una parada indispensable, un lugar al que el año 2011 el Macha legó un sincero reconocimiento a lo que significa Maestra Vida, en el disco de Chico Trujillo “Gran Pecador”, en uno de sus pasajes de su canción homónima dice: “Es la maestra vida, camara', camara' / Se baila con la fiebre del lugar / Un signo que Santiago, pese a todo, está respirando / Respira con las ganas de bailar / Respira con las ganas de luchar / Se está transformando…”. Creemos que este verso describe de forma muy precisa nuestra filosofía.

En una coyuntura que está siendo especialmente compleja para lugares de baile, el que esté vigente el escenario de Maestra Vida con una oferta de música en vivo, que sea uno de los pocos lugares de la ciudad que entrega una alternativa nocturna para escuchar agrupaciones nuevas y consagradas desde martes en adelante, del amplio rango que van de la pachanga, nueva cumbia, salsa, timba y otros estilos, parece un permanente acto de resistencia, porque sabemos que, junto a esas agrupaciones, como Chico Trujillo, somos parte de la historia.



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