Blades y Colón, una historia de obras maestras y distancias políticas

Hay alianzas significativas en el arte que cumplen su ciclo y se disuelven. En las prácticas creativas se han dado múltiples ejemplos estelares, en que han convergido talentos y disciplina en sujetos geniales, que han legado obras sobresalientes.

Rubén Blades y Willie Colón son un par de creadores que están completamente atados a un puñado de ese tipo de obras de la salsa, una virtuosa síntesis en que cada uno, en compañía de otro grupo de artistas también excepcionales, fueron padres de álbumes universales como “Siembra” (1978) -para muchos la obra maestra del género. Esta misma dupla produjo, además, de 1977 “Metiendo Mano”, en 1980 “Maestra Vida”, de 1981 “Canciones del Solar de los aburridos”, y de 1982 la banda sonora de la película “La última pelea” (The Last Fight).

Generalmente esos divorcios están determinados por las distancias estéticas de aquellos creadores que siempre están en búsquedas de nuevos derroteros, pero que de tarde en tarde, si las cosas se dan de forma armoniosa, cada cantidad de años vuelven para celebrar la paternidad de ese producto que los unió, estos encuentros generan expectación en sus seguidores, y ayudan a agregar nuevas audiencias para aquellas producciones, el problema surge cuando se comienza a profundizar la distancia no solo creativa, sino que se mezclan modos de vida que ya no logran converger. Si a esa distancia se agrega todo lo que pueda enturbiar la relación de cualquier ser humano, como por ejemplo líos monetarios, o diferencias de visiones de vida, la cosa se torna más compleja.

Todos estos elementos están en el desastroso presente de esta dupla. Querellas de mal comportamiento de parte de Colón respecto de Blades de algún negocio del pasado, específicamente se menciona el aniversario 25 del mismo disco “Siembra”, con la realización de un gran concierto el 3 de mayo de 2002 en el Estadio Hiram Bithorn en San Juan de Puerto Rico. Este fue el último registro de colaboración entre ambos y que tuvo una lamentable consecuencia, pues el productor de dicho evento habría realizado una mala jugada y no respondió con los compromisos, y Colón responsabilizó a Blades por aquel desastre comercial, reclamo que escaló en tribunales. Pero desde antes se enconaba otra distancia entre los dos artistas, las diferencias políticas, de hecho, en aquel tiempo del concierto, en una entrevista el “Malo del Bronx” señalaba sobre el impacto que tuvo aquel disco en su carrera: «Impactó… bien y mal, porque debo admitir que no todo fue positivo. Me ayudó a formular un pensamiento social y me motivó a postularme varias veces para servir. Lo negativo es que es muy duro el camino de la política. A veces pienso que si estuviera concentrado en hacer un hit comercial y en planificar mi música, económicamente otro sería el cuento…».

Lo que vino en los años posteriores fue de silencio entre ambos, uno que otro comentario de buena o mala crianza, pero ninguna posibilidad de acercarse, menos hacer algo juntos, además operó un giro profundo en Colón, un cambio desde posiciones progresistas, llegó a ser representante de los latinos por el Partido Demócrata en la década de 1990 en Nueva York, en ese viaje se trasladó a una postura crítica en la siguiente década, para pasar directamente a la admiración de discursos reaccionarios de derecha, que despreciaba la migración latina “ilegal”, a la lucha antivacuna y otros discursos especulativos propios de la propaganda de grupos  terraplanistas” y un cerrado apoyo a Trump desde su primera incursión de 2016 a la presidencia de EEUU.

A esta mezcla de activismo de derecha, que en todo caso está dentro de los márgenes de las derivas que muchos habitantes del mundo han tomado para responder la misma crisis del capitalismo -un contrasentido que es propio de los tiempos que corren-, se comenzó a centrar en el ataque a su exsocio, es decir en la crítica destemplada que tuvo dos momentos significativos este año: “Siembra, 45º Aniversario, grabado en vivo en Puerto Rico, el 14 de mayo de 2022” con el destacado trabajo que realizó Blades con el maestro Roberto Delgado y su orquesta que recibió en reconocimiento un  Grammy; y un ataque por redes sociales por la derrota de la candidata que apoyó el panameño en la elección de EEUU el 5 de noviembre.

Blades ha insistido hasta el cansancio, y creo que efectivamente es así, el trabajo inmenso que realizó Colón lo tendrá siempre instalado entre los más grandes del género, pero eso no justifica un ataque que se observa como un berrinche que denota envidia, y en eso pierde totalmente cualquier pretensión, si es que la hay, por ser recordado por esa gran obra que nos entregó en décadas pasadas.

Por otro lado, desde la distancia que nos da el sur, el proceso de descomposición del país del norte parece tan evidente, con aquellas contradicciones propias de un país grande y diverso, pero que a esta altura parece que está más cerca del colapso que de mantener esa inmensidad material y cultural.

Como sea, uno solo puede lamentar la imposibilidad de ver trabajar juntos a estos dos maestros de la salsa, por último rememorando parte de ese trabajo que los hizo grandes, aportando a revitalizar nuestro acervo latino y proyectando todo aquello que permite admirar la cultura latinoamericana.




Entradas populares