Operación Villa Francia/Salamandra 2.0, una nueva arremetida
Se le atribuye a Mark Twain "La historia nunca se repite, pero muchas veces rima", una frase que tiene múltiples encajes en los acontecimientos sociales, y que para lo que pretendemos comentar, se ajusta.
El sábado 14 de agosto de 2010 se desplegó un numeroso contingente
policial, y mediático, denominado Operación Salamandra. De aquel proceso voy a
extractar los antecedentes que tuvimos a la vista en una crónica de junio de
2011: “en marzo
de 2010… distintas explosiones se agregaban a la carpeta investigativa sin
resultados claros. Unos meses después de asumida la nueva administración de
derecha, en junio, el ministro del interior, Rodrigo Hinzpeter, envía un
poderoso recado al Ministerio Público: “No podemos acostumbrarnos a vivir en un
país en que se pongan bombas”. Al día
siguiente Sabas Chahuán -en ese entonces Fiscal Nacional- traspasa la investigación de la
Fiscalía Oriente y nombra a Alejandro Peña Ceballos, Fiscalía Sur, como el
encargado de establecer responsabilidades. La espectacularidad de todo este
proceso fue en medio de un gran despliegue comunicacional, fue evidente la
operación político procesal que antecedía a probables resultados, pues un
efectista fiscal como Peña no dejaría que su nueva designación no tuviera
imputados.”. Resumidamente este fue el núcleo político de aquella operación
que dejó a 14 detenidos por varios meses, de los cuales 9 fueron posteriormente
declarados inocentes y que implicó, a la larga, un fracaso para una gestión
criminalizadora que hasta hoy se señala como ejemplo del esfuerzo de los entes
persecutores del estado por responder a expectativas de control de seguridad
pública.
Es aquí que
aquello de la rima adquiere un dramático sentido. 14 años después, en una
coyuntura histórica totalmente distante de aquella, en que no es un gobierno de
derecha -los actores políticos se declaran en las antípodas- que aparece una
operación que nuevamente instala los resultados como urgencia, y se centra en
la posibilidad de identificar a las disidencias políticas como potenciales
enemigos del orden, que de acuerdo con los antecedentes conocidos, se sostienen
en una serie de especulaciones, contradicciones discursivas, asentadas en una
campaña comunicacional que alienta el señalamiento del enemigo.
Doblemente
complejo, pues se supone -lo señalaremos en condicional- este es un gobierno
que proviene de una tradición sensible en la perspectiva de los derechos
humanos, y son sus personeros los que apoyan y avalan esta operación, del mismo
modo como el incontenible ministro del interior del gobierno de Piñera, Rodrigo
Hinzpeter presionaba al Ministerio Público por resultados, en estos días la
ministra de interior Carolina Toha ha señalado “Es un golpe policial que
queremos felicitar, que es muy valioso y que va a ayudar a que este tipo de
acciones se vean más inhibidas en el futuro".
El sábado 6
de julio se realizaron una serie de allanamientos en distintas comunas de la
región Metropolitana dejando 15 detenidos, y una serie de objetos que
evidenciaban el propósito subversivo de los retenidos. Entre los allanamientos,
llamó especialmente la atención los acontecidos en Villa Francia, en dos
espacios significativos para el mundo comunitario: Comedor popular Luisa Toledo
y Radio Villa Francia. En este último se encontraban pernoctando 9 estudiantes
de la V Región que asistirían a la segunda conmemoración de la muerte de la
destacada luchadora Luisa Toledo. La indagación periodística ha señalado que el
recinto donde funciona la radio había estado desocupado por varios días,
carabineros conocía que existía un supuesto barretín, pero al parecer se quiso
esperar a que el establecimiento se encontrara ocupado para realizar la redada,
con el resultado que ha sido ampliamente difundido.
Hoy la
urgencia es denunciar esta operación como lo que es, un intento del Estado por
criminalizar la disidencia, en un contexto de alarma social por el tema de la
seguridad pública, parece complejo romper el cerco comunicacional y político en
torno de esta operación, que al parecer tiene visos de montaje, no está claro
la consecución de hechos que dieron los resultados, se han denunciado
inconsistencias fácticas que en un primer momento dieron sentido al tribunal de
garantía que decretó ilegales las detenciones, pero que en esta última jornada
la Corte de Apelaciones retrotrajo y decretó la prisión preventiva de todos los
aprehendidos.
Pero va
dejando una huella política alarmante, si en un contexto en que existen actores
políticos que pudieran estar sensibles a los reclamos de las incoherencias de
esta operación, no son capaces de romper el cerco, con el aumento de normas que
se han agregado al arsenal punitivo del estado, qué debemos esperar para otro
gobierno que abiertamente persiga la disidencia.
Al parecer
esta rima suena a una prueba, una advertencia incluso, hoy el estado y sus
agentes están mejor preparados operativamente, pero además con una mayor red de
normas que les permite acometer contra todos aquellos que se identifiquen con
discursos y acciones disruptivas.