Claudio "pájaro" Araya, el músico que sabía rumbear

 “Berlioz, en su lecho mortuorio, dijo a uno de sus amigos:

En fin, amigo mío, ¡ahora tocarán mi música!”  Robert Sabatier

“no existe, realmente, el Arte. Tan solo hay artistas” E.H. Gombrich

  

El sábado 11 de mayo por la noche, cuando comenzábamos la jornada nos enteramos del fallecimiento de Claudio “pájaro” Araya. Como ya se ha señalado profusamente en estos días, era un talentoso músico y un gozador declarado, un amigo absoluto de nuestra casa, Maestra Vida, un personaje en un amplio sentido del concepto, de destacada presencia cuando compartía con otros en la barra, bailando o conversando de los diversos dilemas de la vida, de lo humano y lo divino, casi siempre riendo y haciendo reír a quienes le acompañaba. Fue parte de la generación que estuvo en el origen del local, en amistad con Charly, Pato Solovera, Toño, Roberto o Juan Carlos, compartió infinitas aventuras y circunstancias con aquellos con los que jodía cada noche, además ofició en ocasiones como Dj, productor musical o artista sobre el escenario, por lo que lo consideramos como uno de los nuestros: un maestrístico de tomo y lomo.

En los últimos años, especialmente después de la apertura pospandémica, sus visitas se habían ido haciendo cada vez menos frecuente, cosa que íntimamente nos alegraba, la noche y el boche exigen sacrificios que pajarito pagó con dolencias propias de ese trajín, pero por sobre todo nos alegraba que en parte sus ausencias se debían al segundo aire que había adquirido su carrera desde que comenzara a colaborar con proyectos musicales de Aldo “macha” Asenjo, que parece justo mencionar, parte del origen de aquella sociedad, se dio justamente al calor de unas bebidas conversadas, las coincidencias y complicidades se fueron desplegando entre encuentros de rumba y música que tuvo a Maestra Vida como telón de fondo, siendo testigos de la vez que el macha lo invitó a acompañar algún tema de Chico Trujillo de las ocasiones que se presentaban en nuestro escenario, y de aquellas experiencias y del gusto común por los boleros, las baladas y la música latinoamericana nació ese vínculo.

De esa sinergia, que aportó momentos notables para la música popular en la última década, un trasvasije de talento y experiencia de un artista formado en las batallas culturales en contra de la dictadura, desde grupo Huara, experiencia que como muchas cosas quedaron a la deriva en esa transición gris y monocorde, en la que decenas de artistas quedaron sin un reconocimiento al aporte que sus trabajos entregaron al sonido de la resistencia.

Pajarito era uno de aquellos que por las bellas circunstancias logró ser puente, y en esa travesía es hoy respetado y homenajeado por colegas de generaciones anteriores y por muchos talentosos músicos de este siglo, pues otra de sus cualidades era la generosidad al momento de entregar su energía.

Queremos transmitir el pesar de perder a uno de los nuestros, destacando el aporte que Pájaro Araya imprimió a la identidad de nuestro lugar, con sus recordadas incursiones en los controles de la cabina como pincha discos, con una capacidad para sorprender y romper esquemas, incentivado por la presencia alentadora de Charly Pérez, que permitía que en medio de la rumba podía programar la cadencia de un tema de Miles Davis y continuar sin problemas con los hits de Fania Records. Esta singular manera de entender la rumba era extensión de su propia concepción del fenómeno que se vive en el goce de la música, la misma impronta que hacía que, por ejemplo, en otra ocasión, como artista en una presentación del grupo Huara y su repertorio jazzístico-sicodélico-nortino algunos espectadores comenzaran a molestar con silbidos, Claudio detuvo la inspirada interpretación y comenzó a increpar a los mal educados. Esa seguridad por su arte, la convicción de que su trabajo no solo tenía talento, sino además expresaba una subjetividad que no siempre era aceptada, o entendida, de manera llana, lo suyo era exploración que legó momentos únicos que a esta hora se difunde por las redes, sorprendiendo a quienes no conocían su trabajo previo a la etapa de Bloque Depresivo, su calidad de compositor e intérprete eran sobresaliente.

Y sí, a Claudio “pájaro” Araya lo reivindicamos como nuestro, un instigador de Maestra Vida, ahí está la imagen que acompaña esta crónica, un ensayo de una de las tantas bandas que proliferaron en aquella época, fines de la década de 1980, en los primeros meses de existencia del local tocaban bajo la actual cabina de dj, se pueden ver a Claudio, Enzo Ocaranza, Toño Restucci, Rodrigo Vásquez Suit, Pato Solovera.




Claudio no está, pero su recuerdo nos acompañará por siempre.  

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