Pobres criaturas
Pobres criaturas (Poor Things). EE.EE.-RU-Irlanda. 2023 / Film4 Productions - Element Pictures - TSG Entertainment
Giórgos Lánthimos
Bella Baxter (Emma Stone)
es la creación de un padre putativo, el cirujano Dr.
Godwin Baxter (Willem Dafoe). El molde, cual emulación -del romanticismo
victoriano de Mary Shelley- Frankenstein, es el cadáver de una mujer que se ha
suicidado con una criatura en el vientre, sobrevive el natus, y en ese
pasaje a la introducción, el artificio gestador decide trasplantar el cerebro
de la bebé al cuerpo de la madre fallecida. Este es el hilo sobre el que se contiene
la narración de esta película.
“El milagro que salva
al mundo, la esfera de los asuntos humanos, de su normal y "natural"
ruina es en última instancia el hecho de la natalidad, en el cual la facultad
de la acción está enraizada ontológicamente” Hannah Arent apunta en este
pasaje de La Condición Humana a una cierta ruptura ontológica con la idea de la
mortalidad como característica central en la tradición occidental, a saber, nos
definimos como “mortales” cuando lo que es realmente distinguible de nuestra
condición es que somos “natales”.
Parir es una acción que
responde al momento del nacimiento, es el mecanismo cultural que nos hemos
dado, a partir de un requerimiento biológico como especie que se requiere para
integrar a un nuevo sujeto en la comunidad.
Por cierto, con el nacimiento
de Bella inmediatamente su red neuronal, puesta en el cuerpo de la engendradora,
cual uróboro puede que de algún modo se prepara el ánimo al desastre de un círculo
trágico, comienza un camino para transformarse en una adulta integrada a ese
entorno histórico-cultural denominada sociedad victoriana.
El drama que marca su
“nacimiento” y su integración lleva otras cargas que son las propias a su condición:
ser mujer en la era decimonónica. Esto conlleva varios lastres sociales, pero Bella
destaca por adaptarse rápidamente, protegida en la burbuja aislada que le
provee su padre putativo Dr. Godwin, no obstante sale al mundo a descubrir las
contradicciones de la naturaleza humana, una búsqueda que le llevará a
acercarse a los límites que imponen palabras y conductas que se atropellan en
la medida que cambian las circunstancias.
Ciertamente que en esta
aventura vital, al modo en que se describen las narraciones del camino heroico,
requieren la anuencia de una motivación existencial que algunas veces está dado
por la urgencia, o por la incitación de un guía, que en este caso es un
preclaro personaje que en la película es el abogado libertino Duncan Wedderburn
(Mark Ruffalo) que encarna la circunstancial presencia de las pulsiones
carnales de la inocente Bella, siendo que el mismo instigador es el que termina
asumiendo que de pretendido guía en el camino, se transforma en un perdido a la
deriva que requiere la mano de Bella.
La contrapartida moralizante la entrega el alumno de su padre, el doctor Max McCandless (Ramy Youssef), el prometido que espera el regreso de su amada, encarnando ese contrapunto entre los peligros de la existencia social y la esperanza de la tranquilidad.
Sobre los aspectos estéticos
del film, hay elementos oníricos que remiten a la obra del británico Terry
Gilliam, en especial “Brazil” (1985) y “Las aventuras del barón Munchausen” (1988).
Los colores y las escenografías destacan el carácter inocente de las preguntas que
se hace Bella en el transcurso del camino, la que remiten a la idea de que a
pesar de las decepciones siempre debe haber una razonable cuota de optimismo, por
lo mismo se cierra con un final demasiado estructurado en el tono moralizante por
los que transita, en fin, esta es una obra extraordinaria que es recomendable
disfrutar.