Esta tarde hubo una lluvia
Esta tarde, hubo una lluvia sin importancia,
como un
rumor, su discreto murmullo se colaba entre las ventanas entreabiertas de un
verano cada vez más eterno,
fue una llovizna
circunstancial, como palabras sin sentido ni destino, de aquellas charlas sin
trascendencias que son tan normales en nuestras vidas, palabras que caen y se
evaporan, cual líquido deslizado sobre la cortina invisible, se desvanecen antes
de tocar el suelo seco, esa costra que llamamos patria, que es cada vez más
parecido al desierto del que siempre hemos querido huir,
La lluvia es
el sonido de nuestra infancia imaginada, aquella que se transmite en las
narraciones populares y familiares que nos cuentan del el olor y la
textura del agua cayendo, incesante, sobre el verde manto austral.
Esta tarde, hubo una lluvia que evocaba otro tiempo, generosa precipitación de la que cantábamos de niños, por allá entre las calles de tierra que nos rodeaba, la humedad inclemente de aquellos junios que nunca volverán, transformaba el polvo en masilla, marcando las vestimentas humildes de nuestra infancia.