Lenin, a 100 años de su muerte y la vigencia de sus ideas para explicar el presente

Este mes se conmemora los 100 años del fallecimiento de Lenin, el 21 de enero de 1924, del que fuera el líder indiscutido de la Revolución Rusa.

En estos días me ha servido leer ese extraordinario ensayo de 1917 "Estado y Revolución" que reflexiona, entre varios temas, sobre las complejidades del proceso que vivieron los soviets al instalarse sobre las cenizas del antiguo régimen feudal y hay ahí aún, desde la distancia del tiempo y las circunstancias históricas, elementos teóricos vigentes que sirven para explicar nuestros propios procesos -de reformas asediadas- como por ejemplo la dificultad que implica cuando los movimientos sociales pretenden transitar de órganos de lucha a órganos de poder, una de las grandes dificultades con la que se topan las organizaciones una vez que sus direcciones, y en algunas ocasiones también sus estructuras, al asumir el poder, se produce una especie de contradicción que conlleva, en ciertos casos, a la descomposición política de aquellos que alentaban las transformaciones, se burocratizan entre las redes del poder estatal.

¿Parece hablar de la contingencia?

Por cierto, en este rincón de mundo en otros momentos hemos vivido intentos de tránsitos de la misma naturaleza por ejemplo, hace medio siglo la tensión tuvo consecuencias que terminamos de conmemorar el año pasado, la siempre difícil conciliación entre la voluntad de transformación y el ritmo y la forma de aplicar aquellos programas. Hace poco más de 100 años Lenin reflexionaba sobre aquellas transiciones.

Puntualmente en esta coyuntura, las dificultades que ha enfrentado el proceso de implementación del programa del gobierno de Apruebo Dignidad/ Socialismo Democrático (AD/SD) es la falta de capacidad para impulsar dicho programa, sumado a una “cómoda” falta de interés de un sector del gobierno, se percibe especialmente en aquellos que asumieron posiciones de poder en los gobiernos reformistas neoliberales de la Concertación/Nueva Mayoría, esta vez instalada con dirigentes y partidos con plenos poderes en la administración Boric.

En esta coyuntura ni siquiera se ha planteado hacer mucho más que situar la política en una perspectiva democrática de corte liberal, pero para los sectores que se resisten incluso esto sería un desafío a la que deben disputar.

Una vez más se confirma que en los teóricos clásicos pueden haber reflexiones y aportes para entender y explicar el presente, por eso leer a Lenin, uno de los grandes líderes del siglo XX, aún es asomarse a un cuerpo de ideas consistentes y coherente.



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