Win Wenders un documental sobre arte, memoria y registro cine-digital: NOTEBOOK ON CITIES AND CLOTHES
Wenders ha sido señalado como un excesivo y sofisticado
creador que en su búsqueda estética cae de manera frecuente en ciertos
culturalismos que se perciben pretensiosos.
Parece evidente que un director de tan vasta obra, con películas
claves de la filmografía al menos europea, y probablemente es un artista de nivel
mundial, tiene en el género documental una forma de dialogar y reflexionar
sobre las cuestiones centrales en la preocupación para un intelectual que se
precie de tal: el arte en un sentido laxo, el cine desde un enfoque matafísico,
la modernidad y la estética posmoderna y de modo menos evidente pero que subyace,
la memoria.
NOTEBOOK ON CITIES AND CLOTHES es un documental de 1989 encargado
por Centro Pompidou de París para retratar el trabajo del diseñador japonés Yohji
Yamamoto, un artista que, lo asumimos al ver la película, excede el mote de costuritas
o “diseñador de moda” por la profunda noción estética que expone de su trabajo en
el ámbito de la alta costura. En este sentido hay un paralelo en la propia
identidad que también expresa Wenders al entrevistado a Yamamoto en Tokio y en
París en distintos momentos de su trabajo de preparación de su producción de moda.
Este film va más allá del evidente interés por el acto del
creador o el proceso de creación de una colección de alta costura. Es un esfuerzo
que indaga en el soporte visual y digital de la memoria, el registro que es
continente y reemplaza la memoria en un mundo en que la electrónica permite
múltiples copias impidiendo la desaparición de obra y su creador en sí mismo,
noción que nos acerca a la reflexión de Walter Benjamin y el constructo de la pérdida
del “aura”, aquella característica de la obra de arte que es expuesta como un
único objeto, en contraposición del arte en la época de su reproductibilidad
técnica, tocando la originalidad de las imágenes que describen un proceso
creativo en formato de fijación electrónico, que permite la reproducción casi
infinita de ese proceso creativo.
Es interesante que a partir del encargo sobre las
condiciones del artista, desborde a la problemática mayor que es la propia
técnica de grabación con cámaras compactas, de video, que permiten romper la
presencia evidente de una gran máquina de grabación, por tanto permitiendo
otros tipos de registro.
En un juego de fragmentación, a medida que avanzan las
entrevistas, estas de muestran desde pequeñas pantallas de vídeo que son
recogidas por otra que es la que muestra como el montaje “final” del documental.
Las reflexiones que acompañan estas escenas son de fines de
la década de 1980. Si cada una de aquellas ideas que hablan dramáticamente de
nuestro presente del siglo XXI, y no le hace sentido a quien ve el documental,
es porque no está viendo correctamente este documental.
El recurso del vídeo de 625 líneas que se descompone al ser
grabada por otra cámara, le da un dramatismo voyeur que será replicado en múltiples formas en las décadas
posteriores en el ámbito de la ficción, pues da una estética de registro
doméstico que permite describir ambientes cotidianos, como son los momentos en
que Yamamoto y su equipo preparan una modelo para un desfile. Como sea, algunos
críticos han visto en estos esfuerzos una forma de alentar las performance
posmodernas, la fragmentación de la imagen y la subjetividad desbocada tanto
del artista como del observador/espectador, una apuesta por el metarelato que
es permanente en la preocupación de wenders en este periodo.
Pero de todas las aproximaciones que permite esta interesante documental, el
elemento de la memoria es significativo y Yamamoto recurre a ella extensamente porque
es, además, como dijimos una preocupación del trabajo de Wenders.
Si no nos interesara registrar para preservar la memoria, la
búsqueda que hace en un anterior documental adquiere una mayor importancia. En TOKYO-GA
de 1985 se interna en la ciudad buscando vestigios del cine de Yasujirō Ozu, un
destacado e innovador director japonés fallecido en 1963 y que legó una
importante obra que se centra en la cotidianidad del habitante japonés, una
alegoría a la contemplación nipona que 20 años después busca en las expresiones
de modernidad influida por occidente en la realidad presente.
Para hacer esa búsqueda se basa en las imagenés que su “memoria”
fílmica le aporta, del mismo modo que Yamamoto usa la memoria emotiva para
describir a la madre costurera que le legó el sentido del diseño. Wenders
reafirma la urgencia de la memoria por la importancia y flexibilidad que permitirá
el vídeo en la construcción de relatos, abriendo un abanico de posibilidades.
Importante documental que es imprescindible por sus
reflexiones sobre los alcances de la técnica, el arte y la memoria.