La noche sobrevive para salvar la Rumba

 "Estoy a favor de todo lo que te ayude a pasar la noche; sean oraciones, tranquilizantes o una botella de Jack Daniel’s  F.Sinatra


En un acto de absoluta honestidad, creo que se debe admitir que la noche bohemia y la diurna "normalización social" son incompatibles.

Puede ser porque en ningún momento la luz y la oscuridad se encontrar más solo como una insinuación. El crepúsculo y el amanecer son el tránsito de estados que en los seres vivos definen muchas más cosas que la disposición de las actividades funcionales, o el cumplimiento de ritos, o la delicada sospecha de que hay seres que  habitan, separados, cada cual a un lado de esa frontera.

Es la historia de la humanidad, y es el relato de la rumba.

El alcohol ayuda, por supuesto, a desfigurar los límites de las conductas que se dan en la noche. Se sabe de personas que en el éxtasis pierden todo atisbo de delicadeza, desinhibidos del pudor, el comportamiento diurno, y sus implicancias optativas quedan relegadas en la orilla de una calle visitada por las familias respetables, hombre y mujeres líderes de sus comunidades que nada tienen que ver con esas antípodas que se han revolcado en la feliz jornada de la juerga.

Se dice que este tiempo de extenso confinamiento pandémico obligará a cambiar muchas de nuestras conductas. Es probable que así sea. Para algunas dimensiones de vida cotidiana será de un  modo radical, pero por la experiencia histórica, los antecedentes antropológicos, y la evidencia cualitativa nos indica que de las cosas que deberán volver a un cauce de “normalidad”, tarde o temprano será la noche y su bohemia, la frontera que marca el crepúsculo y el amanecer, y toda la desinhibición que en estímulo de la recreación alcohólica y artificial sienten millones de personas en el mundo volverá, ahí no hay atajos.

La especie humana requiere de esos momentos que aporta la fiesta y el carnaval, la rumba y el boche se inscribe en los satisfactores transversales (usando la matriz de Necesidades Humanas Fundamentales) que permiten cumplir y completar una serie de otros satisfactores.

Y por último esa esperanza es lo único que nos separa de la muerte de jornadas sin noche…




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