"La Jauría" una serie que cumple con el género


La Jauría maneja correctamente los códigos de las series de “thriller policial”, muy cercano del estilo “Nordic Noir” donde el ambiente (escenarios íntimos) y personajes conflictuados juegan un papel central en la trama.
En nuestra realidad de sur del mundo, referencia que no solo es geográfica sino más importante, poética en que la cordillera, las distancias, el mar  y una cierta mirada melancólica se presentan como subtexto del relato central, y que se cuela entre los personajes y las situaciones, es un logrado producto de entretenimiento.
Sin embargo hay elementos que distraen y las separan en forma de las seriales nórdicas y es la apuesta por el desdoblamiento de una heroína en tres policías (Fernández, Farías y Murillo), que investigan en equipo la huella de una violación, desaparición y asociación criminal que está detrás de los crímenes.
La diversidad de personajes principales, sumado la estelaridad de Celeste Ibarra (la hermana de la víctima, central en la trama) hace que se diluya la energía en la construcción de una conflictividad que está cruzada por muchas individualidades, por lo tanto se difumina en la maternidad, sexualidad, relaciones de pareja de cada cual. Esta apuesta de los guionistas la compensan con el desarrollo de cada mujer y los nudos relacionales de cada subconflicto en la extensión de los capítulo, dejando abierto algunas zonas para lo que suponemos serán otras temporadas, por ejemplo la relación de la detective Elisa Murillo y el sicólogo forense Alejandro Petersen, vínculo que sería interesante explorar en otra entrega.
Con todas las observaciones indicadas se puede señalar tres aspectos dramáticos de la serie que dan en forma correcta el reconocimiento de un thriller policial: ritmo, guión y actuaciones.
Hay momentos realmente absorbentes, en que las escenas están montadas para que el espectador no pierda interés, con diálogos creíbles y bien logrados, y actuaciones consistentes que permite generar empatía en los dilemas que va exponiendo.
Una mención aparte debe ser respecto del discurso político que gira en torno a la historia y que ha generado cierto debate en redes sociales: militancia feminista, misoginia, elitismo clasista, aunque con un alcance respecto del esfuerzo por realizar una especie de propaganda institucional o “product placement” en la participación de la Policía de Investigaciones, su estructura y procedimientos, cuestión que se entiende ya que la grabación de los ocho capítulos fue realizado en el primer semestre de 2019, antes que fuera evidente la deslegitimación de las instituciones policiales posterior a la rebelión de octubre.
No voy a ofenderlos con algún spoiler, pero la confirmación del personaje que dirigía la organización es un giro interesante y provocador que de todas maneras fue sorpresivo aunque desde el capítulo 5 en adelante las claves comenzaron a ser notorias.
En definitiva es una serie que merece ser vista, y si se da la posibilidad de una segunda temporada con una historia tan bien armada como la que está por el servicio “Amazon Prime Video”, aunque se puede acceder por otras vías para ser vista.  
Recomendable para este invierno de cuarentena.  


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