Sobre: "Crónica del pájaro que da cuerda al mundo" de Haruki Murakami

"...uno no puede mirarce directamente a la cara con sus propios ojos. Sólo podemos mirar la imagen que nos devuelve el espejo..."

UNO. Tooru Okada es un sujeto promedio en un mundo donde la existencia pasa por esos claros y oscuros que generan las relaciones humanas, amigos, familia y pareja, en que se aman y se odia.
Tooru Okada es un joven hombre que vive con su mujer Kumiko Wataya, en los suburbios de Tokio. Es una vida más o menos cotidiana, donde cada día es el de la marmota. Bueno, en ese punto es donde parte la novela “Crónica del pájaro que da cuerda al mundo”. Digo este punto pues desde el vértice de la cotidianidad en los proyectos de la joven pareja se comienza a tejer una serie de irregularidades, podríamos decir inesperadas.
La belleza de esta obra está en mostrarnos la fragilidad que va desde esa cotidianidad, aparente en todo caso, a la sorpresa de energías y personajes que transitan por la vida de Tooru y que tejen en torno a la búsqueda de Kumiko, que ha abandonado el hogar común, una especie de complot que empujan su destino.
Es una tensión exquisita en todo caso, pues en las lentas descripciones van surgiendo abetares que son extensión de los miedos de Tooru.
Una de las virtudes de la literatura Murakami es la de construir mundos interiores de sus personajes, sin duda Dostoievskiana, que va cruzando relatos dentro de otros relatos que van dando siquiera una pista en la búsqueda de Tooru. Este sicologismo va abriendo la espesura del subconsciente, mostrando símbolos que indican la dirección de las fuerzas que se mueven en torno a nuestro héroe.

DOS. Tooru decide renunciar a la oficina de abogados donde desarrolla labores de procurador. Reflexiona sobre el sentido de hacer algo que le ayuda a subsistir pero lejos no es una pasión, y reconoce que de las cosas buenas le ha dado es justamente el haber  conopcido a su mujer mientras atendía a un cliente. En ese punto el relato describe un momento de inflexión en la cotidianidad que va mostrando los desencuentros en la pareja, generando roces sobre los roles que cada cual cumple en el hogar, y que termina con el abandono de su mujer, que se pierde en los confines de un secreto doloroso.
La pérdida de la mascota hace aparecer los primeros de una serie de personajes enigmáticos, las hermanas Creta y Malta Kanoo, que rodean otros hechos misteriosos que van girando la historia y uniendo cabos que al final desenlazan en las profundidades de la miseria humana.
El antagonista es Noburo Wataya, hermano de Kumico, un personaje en una ascendente carrera de político pero que tiene un oscuro registro de vida.
Una intensa novela que se divide en tres bloques, como un diario fechado en la década de los ochenta. Cada uno de los bloques va acercando a un desenlace sorprendente, donde se enfrentan la conciencia y el destino.

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