Hombre de Clonycavan y responsabilidad del gobernar
Existen ciertos retazos de civilización que esconden costumbres altamente provechosas para el desarrollo de la especie humana. Recorriendo un artículo de la última National Geographic –septiembre de 2007- me encuentro con el Hombre de Clonycavan. Se trata de la identificación de una momia descubierta el invierno nórdico de 2003 en los trabajos realizado en un pantano de Irlanda. No es la primera muestra momificada de sujetos de la edad de hierro (alrededor del 400 antes de nuestra era) en esa zona del mundo, que por efecto del terreno en el que fue sepultado mantiene de forma excepcional sus restos con detalles de vestimenta e incluso datos de alimentación de las jornadas previas a su muerte, que dicho sea de paso fue violenta por las marcas de mutilaciones que han identificado los forenses.
El tema es que en la nota mencionada, el arqueólogo Eamonn Nelly, despliega una hipótesis que llama la atención. El sujeto momificado pudo ser un noble, tal vez el líder de una de las comunidades celtas del periodo que fue degradado por los integrantes del pueblo como forma de “castigar” algún aspecto perturbador de su gestión. Los rasgos de la vestimenta, alimentación y otros antecedentes hacen presumir al cientista que en una situación de crisis, este noble fue sacrificado y mutilado como forma de exculpar su responsabilidad.
Resulta que esa práctica, la de sacrificar al líder por la malas cosechas, sigue siendo una forma de enfrentar las crisis de los gobiernos en el mundo. Claro, de manera “civilizada” a los gobernantes se les achaca las perdidas del poder mediador con los dioses, los problemas con las siembras y las sequías. Ahora, eso si, es el poder contendor con los grandes organismos de la globalización, las trasnacionales, el Banco Mundial y el FMI, todo aquellos serían especie de dioses veleidosos que castigan a los pueblos por no cumplir con los designios que han estipulado.
Por otra parte, los gobernantes hacen de su actividad una manera lucrativa para ganarse la vida, transformando el sacrificio en un oportunidad de mejorar su posición personal, total, ahora la pena a la irresponsabilidad no es el morir ahorcado o mutilado en una fosa en los extramuros de la comunidad.
Malo no sería el encontrar un mecanismo para castigar el mal gobierno, no sólo al desfalco, sino también la perdida de condiciones para lograr el bienestar de la comunidad, una especie de escarmiento menos dramático de la mutilación, pero igual de impactante y decidor para el noble que ha incumplido su obligación.
Recuerdo la versión de Philip Kaufman de la novela de Milan Kundera, “La insoportable levedad del ser”. El ella Tomás hace una critica al gobierno checoslovaco –está ambientada en torno a la primavera de Praga de 1968- utilizando la metáfora de Edipo Rey y su acto de auto mutilación, acto que es propio del conciente del mal gobernar, contrario a los objetos de la vida y de la administración que ha impulsado. Lo deseable sería iniciar el debate sobre poder y la responsabilidad del gobernante y el castigo del bajo de niveles de vida de los habitantes de la comunidad.
El tema es que en la nota mencionada, el arqueólogo Eamonn Nelly, despliega una hipótesis que llama la atención. El sujeto momificado pudo ser un noble, tal vez el líder de una de las comunidades celtas del periodo que fue degradado por los integrantes del pueblo como forma de “castigar” algún aspecto perturbador de su gestión. Los rasgos de la vestimenta, alimentación y otros antecedentes hacen presumir al cientista que en una situación de crisis, este noble fue sacrificado y mutilado como forma de exculpar su responsabilidad.
Resulta que esa práctica, la de sacrificar al líder por la malas cosechas, sigue siendo una forma de enfrentar las crisis de los gobiernos en el mundo. Claro, de manera “civilizada” a los gobernantes se les achaca las perdidas del poder mediador con los dioses, los problemas con las siembras y las sequías. Ahora, eso si, es el poder contendor con los grandes organismos de la globalización, las trasnacionales, el Banco Mundial y el FMI, todo aquellos serían especie de dioses veleidosos que castigan a los pueblos por no cumplir con los designios que han estipulado.
Por otra parte, los gobernantes hacen de su actividad una manera lucrativa para ganarse la vida, transformando el sacrificio en un oportunidad de mejorar su posición personal, total, ahora la pena a la irresponsabilidad no es el morir ahorcado o mutilado en una fosa en los extramuros de la comunidad.
Malo no sería el encontrar un mecanismo para castigar el mal gobierno, no sólo al desfalco, sino también la perdida de condiciones para lograr el bienestar de la comunidad, una especie de escarmiento menos dramático de la mutilación, pero igual de impactante y decidor para el noble que ha incumplido su obligación.
Recuerdo la versión de Philip Kaufman de la novela de Milan Kundera, “La insoportable levedad del ser”. El ella Tomás hace una critica al gobierno checoslovaco –está ambientada en torno a la primavera de Praga de 1968- utilizando la metáfora de Edipo Rey y su acto de auto mutilación, acto que es propio del conciente del mal gobernar, contrario a los objetos de la vida y de la administración que ha impulsado. Lo deseable sería iniciar el debate sobre poder y la responsabilidad del gobernante y el castigo del bajo de niveles de vida de los habitantes de la comunidad.
Hombre de Bellavista y responsabilidad del responder. amigo?? :) quiero contactarte pero no sé tu dirección.... el mio está en mi blog, puedes escribirme porfa? gracias!
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