La rumba siempre ha estado aquí. Maestra Vida, 37 años
La rumba siempre ha estado aquí.
Queremos celebrar con ustedes la
alegría de estar hace 37 años en esta misma esquina.
Esta vez queremos invitarles a
mirar la casa, el hogar, el cimiente sobre el que está construida la rumba,
edificación que en este tiempo cumple algo más de 100 años.
Somos una sociedad con un
horizonte temporal limitado. Nuestro repertorio referencial está anclado a los
doscientos años de vida de la república, y al darnos cuenta de que, este
edificio lleva acá más de la mitad de ese tiempo puede que a más de alguien le
impacte.
Esta construcción es, de muchos
modos, patrimonio material de la ciudad, y al mismo tiempo resguarda la
inmanencia —o, si se quiere, la presencia— de miles de experiencias, de
historias que constituyen el patrimonio personal de quienes habitan la rumba.
La edificación que sostiene
Maestra Vida fue construida en la década de 1910. Emplazada en la esquina de
calle Pio Nono y Santa Filomena, en la Chimba (la comuna de Recoleta recién se
constituyó en 1992), ha resistido el paso del tiempo, cataclismos de por medio,
y desde 1988 sirve de sostén de algo tan vital para miles de personas: la
rumba.
Para esta celebración, se realizó
un exhaustivo trabajo de investigación archivística de Olivia Rojas y Paz
Bulnes que lograron dar con un par de decenas de imágenes desde los orígenes de
la edificación. Ciertamente que aquellos retratos son parte de la historia de
nuestro vecino mayor, el cerro San Cristóbal (Tupahue para los habitantes
prehispánicos) que, con la inauguración en 1925 del teleférico y Parque
Metropolitano, le ha dado sombra a nuestro edificio, y por lo mismo ha sido
retratado de muchas maneras, casi siempre desde las laderas de este peñón tan
significativo para la identidad de nuestra ciudad.
Este lugar fue una casa
habitación, luego un local de servicios para los paseantes que ascendían a la
cumbre del cerro, también funcionó un café, en otro momento un restaurant, y negocios
de ese estilo, registrando una larga estela de historias y vidas, entre sus muros
guardan como secreto, el aliento de esas existencias que ya no están.
Es probable que notables vecinos
de nuestro barrio hayan transitado por esta misma intersección: Pablo Neruda,
Camilo Mori, o el padre de la organización obrera que vivió a unas cuadras al
poniente por Santa Filomena Luis Emilio Recabarren.
Pero también, desde que este
espacio se conoce como Maestra Vida, muchos otros personajes que han cruzado
sus puertas, son nuestros muertos, los que ya no están paro que aportaron a
esta historia: Charly Pérez, Manuel Bulnes, Claudio “pájaro” Araya, Carmen
Silva, Julio Castellanos, Danilo Bahamondes, Sergio Martínez, Sergio Cristi, Cristián
Cuturrufo…
Estas presencias le fueron dando sentido
y contenido a Maestra Vida y al barrio que nos recibe cada jornada, todas esas
historias fueron la preparación de esta celebración, da sentido a la idea que
nos convoca: La rumba siempre ha estado aquí.
Queremos creer que en este esfuerzo,
el estar aquí es también un acto de resistencia a lo transitorio de los
lugares, a la languidez de la memoria que olvida con tanta rapidez las calles
que se precian con alguna identidad, en nuestro caso sabemos que el nuestro es el
lugar más antiguo y permanente en esta zona de la ciudad, y es una lástima que
así sea, pues en el ajetreo de nuestro presente, cualquiera puede sucumbir al
embate de la gentrificación y el olvido.
En esta celebración, la 37,
queremos reafirmar nuestra vocación de lugar de rumba, fiesta, salsa y pachanga,
queremos seguir vibrando y acompañándolos, llegar a los 50, 70, al siglo de
vida… por que la rumba quiere seguir aquí.

