EEUU está en una fase de decadencia
Cayo Julio César Augusto Germánico, conocido por la historia
como Calígula (37-41 dC) fue el emperador romano que para muchos marcó un
momento significativo en el proceso de decadencia del imperio Romano, etapa que
demoró algunos siglos más en decantar definitivamente. De modo anecdótico de su
exótica administración (algunos investigadores han señalado que padecía de
alguna condición psiquiátrica), y para mostrar su desprecio por el órgano de
los patricios del imperio, el Senado, nominó a su caballo Incitatus como
cónsul, es decir, su representante ante aquella institución de administración de
Roma. Como sea la historia, muchas veces difundida e igualmente cuestionada por
investigadores modernos, hay algo que suena perturbadoramente contingente y que
coincide, en el tono extravagante, que se observa del proceso que vive
EEUU.
Luego de la asunción, por segunda vez, en la presidencia de
EEUU de Donald Trump en enero, se ha hecho urgente reflexionar sobre el alcance
y sentido de muchas de las medidas ejecutivas que ha adoptado, algunas que
asoman como disruptivas pero que realmente son una política de estado, como las
deportaciones de inmigrantes “ilegales”, medida que desde la administración
Obama han aumentado progresivamente hasta llegar a la de Bidel, que expulsó a
271.484 no ciudadanos a 192 países en el año 2024 (fuente: Servicio de
Inmigración y Control de Aduanas). Ciertamente que, sobre el tratamiento de la
inmigración, especialmente latina, EEUU ha tenido un comportamiento reaccionario,
pero consistente desde el siglo pasado respecto de la migración de ciudadanos
de países en vías de desarrollo, a pesar del aporte en la economía que esta
masa implica. Lo que se observa en estos días es un cambio formal, es parte de
la performance ultraderechista que no modifica sustancialmente aquellas
prácticas. Señalando este punto de alto impacto, creo que es necesario
profundizar algo más en lo que es realmente significativo en el proceso de
decadencia del imperio norteamericano.
El cientista social Emmanuel Todd en su libro “La derrota de
Occidente” (2024) aporta una guía útil para observar los aspectos -indicadores-
que permiten entender la crisis por la que atraviesa el país del norte, y que
en varias declaraciones Trump ha mostrado con claridad.
El déficit comercial. El país
del norte hoy tiene una balanza en contra de 1,212 billones de dólares (en
inglés trillones de dólares) -fuente: El País, 5 de febrero-, es la cifra más
alta de la historia, siendo justamente México el principal origen de las
importaciones, por efecto de la guerra comercial con China -también con balanza
comercial en contra- que implicó que mucha manufactura se instalara en el país
al sur del río Bravo (veneficio del Tratado de Libre Comercio de América del
Norte -TLCAN) que generó el llamado nearshoring (relocalización de
empresas más cerca del mercado estadounidense) y que mostraría básicamente que
en EEUU no se producen suficientes bienes, ni se generan materias primas para
responder a la demanda interna -consumo y manufactura-, de lo que es
responsable básicamente el mismo sistema neoliberal al derribar cualquier traba
de comercialización/producción con la vigencia de la libertad de circulación de
bienes y servicios (globalización capitalista) que se incentivó desde la década
de 1980.
Deuda Pública. Según el “US Debt Clock”
(reloj de la deuda on line) es de 36 billones de dólares (equivalentes a
36 "trillones" en inglés), lo que implica un 122% del PIB de 2024.
Solo en pagos anuales de intereses de la deuda se requieren 1 billón de
dólares, para tener una magnitud, la economía chilena genera un PIB de 0.3
billones de dólares.
El equilibrio de esta dimensión estructural de la economía está
dado por al menos tres factores: 1) interdependencia que mantiene EEUU con sus
acreedores (vía compra de bonos del tesoro), en especial de China y Japón; 2) el
dólar como moneda de reserva a nivel internacional; y 3) la evolución de la
tasa de interés que la define la Reserva Federal (banco central). Si estos tres
pilares se desajustan, situación posible por el juego de apuesta de casino que
está realizando Trump con alguna de las medidas ejecutivas que está
implementando, en especial el aumento de aranceles sobre las importaciones, por
lo que, se abre la posibilidad de inestabilidades globales, que en otras
coyunturas han desembarcado en crisis del sistema.
Pero detrás de estos elementos macroeconómicos hay otros
indicadores que Todd señala como los que demostrarían la decadencia definitiva
de EEUU como potencia imperial, y que tiene que ver con la idea de “colapso” del
geógrafo Jared Diamond, que señala los aspectos que se consideran para situar
una crisis que podríamos entender en el país del norte: “El
impacto humano sobre el medio ambiente; el cambio climático; las relaciones de
una sociedad con las sociedades vecinas amistosas; la exposición de una sociedad
a las acciones de otras sociedades potencialmente hostiles; y la relevancia que
tiene la respuesta que da una sociedad a sus problemas.”
(Colapso, 2012).
Usando la definición propuesta por Diamond, hoy el mundo
asiste a una crisis climática de magnitudes globales, cuestión que la
administración de ultraderecha se ha encargado de desconocer, por lo que la
respuesta a la misma es la de liberalizar la economía a una fase que se ha dado
por denominar de “Bestialización Capitalista”, por otro lado utilizaremos el modelo de Emmanuel Todd, para
enumerar aquellas condiciones que nos hacen afirmar que aquello que estamos
viendo es un capítulo en la dirección del colapso de EEUU:
- Concepción común de “estado-nación”:
Ciertamente que las características propias de la identidad norteamericana
están sostenidas sobre la idea de 50 estados que cohabitan un territorio
con un gobierno central, pero manteniendo una autonomía respecto de temas
que son propios de la idiosincrasia y requerimiento de cada estado. Dicho
esto, también existe una idea autoconstruida que habla de una “unidad”, es
decir de una identidad común que desde afuera parece evidente.
Al respecto Todd describe a EEUU
como carente de: “…una cultura
nacional compartida por las masas y la clase dirigente. La implosión de las
fases de la cultura WASP -blanca, anglosajona y protestante- desde los años 60
ha creado un imperio desprovisto de centro y de proyecto, una organización
esencialmente militar dirigida por un grupo sin cultura (en el sentido
antropológico) cuyos únicos valores fundamentales son el poder y la violencia.”.
- Decrecimiento de la
población: Sobre la crisis de decrecimiento que viven varias naciones en
el mundo, se ha estado reflexionando latamente. Por ejemplo, EEUU al 2022
tiene una tasa de natalidad de 1,6 hijos por mujer (la tasa mínima para
que un país mantenga su población estable en el tiempo es de 2,1 por
mujer). Este indicador es central para la proyección de políticas
públicas, a una baja de natalidad, baja mano de obra para distintas
actividades productivas y de servicio, además que el sistema de salubridad
se presiona por la mayor cantidad de población envejecida.
- Aumento de la
Mortalidad. El 2020 en un estudio publicado por Angus Deaton y Anne Case
en el libro: “Muertes por Desesperación y el Futuro del Capitalismo”,
logra identificar el fenómeno del descenso de la esperanza de vida,
especialmente de la población trabajadora blanca, por lo que denominan
como “muerte por desesperación”, por tres causas principales: Suicidios;
Sobredosis de drogas (opioides y fentanilo); y, Enfermedades relacionadas
con el alcohol (cirrosis, intoxicaciones, etc.).
- Una serie de
indicadores sociales y culturales que presionan el poder de EEUU. Ausencia
de “inteligencia” que encuentre las soluciones a aquella crisis, esto
expresado en que de cerca de 37% de la población adulta accede a educación
de pregrado y postgrado (cifra coincidente en los países OCDE), al parecer
el problema, según Todd la formación en áreas STEM (Ciencia, Tecnología,
Ingeniería y Matemáticas) es baja respecto de los principales aliados y
competidores, teniendo que los países OCDE promedian 30% de educación
terciaria. China 40% de sus graduados universitarios egresan de STEM,
Alemania es de 25%, y EEUU solo 7%.
Una anécdota que circula respecto
de la guerra Rusa en Ucrania, señala que la primera reacción de parte de
Occidente, y en particular de EEUU fue la de sanciones legales y económicas,
pues lo que sobran son abogados y economistas.
En estos indicadores hay una reacción política singular: son
procesos que en parte se explican por la forma del capitalismo neoliberal que
domina, como ideología hegemónica, la acción
del sistema de representaciones en el país del norte, y en un punto
determinado ese mismo pesimismo alimenta la oferta ultraderechista, que explica
en simple la complejidad de la crisis, señalando los culpables: inmigrantes;
diversidades sociales (lo que se podría encuadrar en la agenda progresista); y
un entorno mundial agresivo, señalan, que los pretende arrinconar.
Cada una de las alocuciones y peroratas reaccionarias del
líder de pelo naranjo no hacen sino mostrar una especie de desesperación por lo
evidente del declive, no es acaso eso «Haz a los Estados Unidos grande otra
vez» (MAGA) algo que en todo caso se pretende resolver como lo han hecho en la
historia otros imperios en crisis: anexionar territorio, poblaciones (lejos de
la metrópolis) y mercados, si no fuera por que tenemos sobre nuestras cabezas
la urgencia del reloj climático que nos afecta a todos por igual, este sería
una verdadera oportunidad de ver caer, en vivo y en directo, al imperio del
norte de América.