VOTAR EN CONTRA, la forma de resistir el embate de la reacción

La propuesta del Consejo constitucional surgió de un proceso fallido para el mundo popular y progresista, aunque claro, para la élite su contenido les hace sentido, pues apunta a potenciar la institucionalidad neoliberal vigente desde la dictadura y fortalecida en la etapa de la transición, lo que a implicado un esfuerzo evidente por aprobar dicho texto.

Son indudables sus contenidos conservadores y reaccionarios que chocan con cualquier horizonte de transformaciones sociales, colocando desde ya desafíos -en caso de ser aprobada- para el mundo popular, trabajadores y los movimientos sociales. La sola posibilidad de que sea aprobada sería un golpe difícil de resistir, pues es probable que tendrá una vigencia de varias décadas (se ve complejo en el corto o mediano plazo poder articular una oposición coherente en contra de un instrumento que se pudiera aprobar en un plebiscito), por lo que queda es movilizar todo nuestro esfuerzo y votar en contra. Parece vital, además, en este periodo acertar una derrota política a los sectores reaccionarios, las derechas y el centrismo liberal, pues dicho de un modo brutal, el mundo popular y progresista requiere la energía de un triunfo para continuar bregando por cambios.

Mis conceptos pueden sonar pesimistas, pero hay elementos de la realidad que nos muestran un proceso zigzagueante, con resultados en cada posta que han llevado de la alegría esperanzadora, a la incertidumbre en cuestión de meses. El desgaste es evidente, hay un ambiente de cansancio que recorren muchos rincones de los movimientos que hasta la elección del nuevo Consejo -mayo de 2023- se pudo esperar un mejor escenario, pero que finalmente le dio la oportunidad a la ultraderecha de controlar esta etapa del proceso. Por cierto, que aun así, lo que corresponde es no dejar abierto el campo para que los sectores más repugnantes de la política, el filofascismo y sus satélites se queden con un resultado favorable sin que demos la pelea, igualmente la contienda parece cuesta arriba. En esta jornada se conoció el millonario aporte de las grandes fortunas hacia los grupos que apoyan el “A favor”, un indicio que para la élite este debe ser el cierre institucional de la etapa iniciada en la sublevación de octubre de 2019.

En estos días termino de leer el texto del historiador italiano Enzo Traverso, “Revolución”, y señala que la historia está llena de estas rutas irregulares, de aquellas que parece fueran configuraciones sociales distintas entre uno y otro hito. Un día el pueblo es la conciencia que mira el horizonte de transformación, y luego parece que da la espalda al ansiado cambio. Traverso, al reflexionar sobre el paradigma de los procesos de transformación profunda, la Revolución Francesa, y que sirve de referencia para occidente, me atrevo a señalar que algunos de esos aspectos están presente en lo que vivimos desde 2019 en tanto intento de subvertir el orden neoliberal, señala: “La contrarrevolución no existe sin Revolución y ambas están profundamente entrelazadas. Los estudiosos suelen distinguir entre dos principales corrientes ideológicas de la contrarrevolución: La reacción y el conservadurismo. La reacción es un rechazo radical de la modernidad y los valores introducidos por la Ilustración… En nombre de un pasado idealizado que se encarna en el antiguo régimen. El conservadurismo es una defensa de la tradición y un intento de adaptarla a las circunstancias históricas generadas por la propia Revolución.”.

No me voy a hacer cargo acá sobre el carácter fundamental que ha tenido todo este arco temporal que se inició hace cuatro años, pero si creo que es coincidente el que hoy estemos en presencia de una ola restauradora, que está a punto de cerrar en un acto electoral, que mediado por una aceitada campaña de medios y comentaristas a logrado travestir aquel original reclamo de dignidad, y que por la vía de los hechos se ha transformado en un llamado de recomponer el viejo orden, las cinco décadas de fundación neoliberal.

Es por todas estas consideraciones es que debemos hacer este esfuerzo por resistir el embate de la reacción contrareformista, voto “EN CONTRA”.



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