Somos seres humanos: fuera militares de las fronteras!!!!
“Era un chal mágico,
podía alimentar a una criatura durante tres días y tres noches.”
El chal. Cynthia Ozick
De algún modo hemos ido claudicando.
Por supuesto que no es como de la manera que nos informan los
noticieros que, desde el Mediterráneo, en la península gobernada por los nuevos
fascistas, en las ultimas horas han muerto 62 seres humanos intentando escapar de
sus hogares arruinados, enfrentando peligros para llegar al norte y en ese
camino zozobraron ante la indiferencia de las autoridades. En nuestro caso
hemos ido dejando de lado aquello que nos hace distintos a los nuevos
fascistas, nosotros debiéramos estar gritando en la calle que los seres humanos
somos eso, y en consecuencia los militares no deben estar amenazando con las
armas de la guerra el paso de personas, familias, niños, eso no es correcto,
simplemente no corresponde.
Esta tarde recurrí al cuento de Cynthia Ozick “El chal”
(1980) -para algunos críticos uno de los mejores cuentos del último medio siglo-,
una breve descripción del miedo brutal que sienten una madre y sus hijas en ese
paso forzado y horroroso que obligó a millones de seres humanos bajo la bota
del viejo fascismo en el continente de las luces. Si tienen la oportunidad de leerlo,
son tres carillas que estremecen hasta las lágrimas.
No pude evitar imaginar ese paso forzado de los inmigrantes africanos
intentando cruzar el mar para llegar a un lugar que los reciba, no puedo dejar
de pensar en las familias que deben cruzar, dolorosamente, un desierto para
llegar a este territorio en busca de algo mejor para sus vidas, y sean
recibidos con armas de guerra. Me van a disculpar, pero eso es propio de los
nuevos fascismos y en eso este gobierno, por el que aún mantengo en muchas
materias una alta cuota de esperanza, simplemente está claudicando de la peor
manera.
Puede que el margen de acción que han dejado las derechas y
los socialistas reformistas sea estrecho, pero hay cosas que no se puede
negociar, sino comenzamos a parecernos a aquello contra lo que luchamos: el
odio y la xenofobia. Es necesario alzar la voz, los militares no tienen
entrenamiento para conducir un procedimiento administrativo, si hay malas personas
que pudieran tener algo que responder en el tránsito, corresponde que se les
separe, pero de ahí a militarizar la frontera por los miedos exacerbados por las
élites de este país, simplemente me parece un acto que raya en la cobardía
política.
Espero que se revierta esta medida incivilizada, inhumana y
falta de criterio de realidad (para el caso de la trata de personas no lo va a
resolver 400 militares en una frontera de más de 800 kilómetros).
Es hora de que volvamos a levantar la voz por aquellas causas
que le han dado sentido a nuestros compromisos como militantes de la
emancipación del ser humano.