Pedro Castillo, Perú y los proyectos que no fueron

He dado vuelta por portales de noticias y RRSS para intentar entender lo que acontece con Pedro Castillo en Perú.

1.- Los cambios requieren mayorías políticas reales, no circunstanciales, como a esta hora se constata en el caso que comento;

2.- El proyecto transformador de Castillo, vista desde Chile, tenía características muy particulares -por ejemplo, en lo valórico era muy conservador-, pero en lo sustancial pretendía reformar el sistema de castas políticas que representaban élites económicas y sociales profundamente enquistadas en la historia de la nación hermana;

3.- El pueblo cada vez es más una entelequia, algo que Alan Badiou caracterizó, para las democracias formalmente liberales como las nuestras, como una representación que se reduce a la expresión electoral, más que a formas de poder real que incidan de algún modo en el devenir de los estados-naciones;

4.- Castillo cometió, teniendo claridad o no de las consecuencias y escenarios que abría, un error estratégico al decretar la disolución del congreso (mecanismo que está contemplado en la Constitución) pero con el agregado que decretó estados de excepción y otras medidas restrictivas que excedían las facultades de la figura que invocó, dándole el espacio a los sectores reaccionarios y de oposición para que lo destituyeran;

5.- En estricto rigor, si no hay fuerzas que se enfrenten no hay golpe de estado. El ejército y las FFAA se cuadraron con el “orden” y al parecer en ningún momento tuvo el apoyo expreso de alguna fuerza que pudiera sostener y defender el intento de disolver el congreso, por lo que al parecer esto fue un intento de reordenar, desde la institucionalidad, la crisis en la que estaba atrapado desde el momento que asumió el poder, hace 18 meses.

6.- Como izquierda debiéramos lamentar lo acontecido en Perú, pues desde este punto es muy probable que sectores reaccionarios se instalen y retrocedan en cualquier esfuerzo de transformaciones sociales que pudiera haber avanzado o proyectado Castillo (si es que algo así se logró instalar),

7.- Por otra parte, la derecha reaccionaria ya tiene preparada una estructura para disputar, con muchas posibilidades, el poder. Esto es desde los sectores fujimoristas a los que apoyan al gobernador Rafael López Aliaga.

Hay coincidencias entre los procesos que viven cada país. Cualquier intento de cambios requiere ser articulada desde los límites que impone la institucionalidad, pero también requieren tener apoyo popular, cosa que al parecer -la ausencia- se hizo evidente en Perú, y en Chile se hace cada vez más claro, no existe un poder que permita sostener cambios profundos. Debemos seguir observando, analizando y aprendiendo de las experiencias del continente.



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