Star Wars, la fuerza y Andor como el último héroe

Dentro de la mitología popular creada a partir de Star Wars, un amplio y duradero registro de narraciones interconectadas en un universo que vinculan mundos y personajes centrados en la lucha épica entre el bien y el mal, representada en el enfrentamiento en torno a la Fuerza, se van añadiendo nuevas piezas, especialmente desde que en 2012 la trasnacional The Walt Disney Company se hizo de la compañía dueña de la franquicia Lucasfilm.

Hay elementos que se recogen de la idea que tenia George Lucas cuando escribió el guion original, a mediado de la década de 1970, y que tenían que ver con las múltiples influencias de cinéfilo, además de haber estudiado cine en la Universidad del Sur de California -egresó en 1967-, en su obra se pueden encontrar las claves de ese acervo que, en parte, permite explicar porque de algún modo una película concebida para niños de 10 años -y sus familias- logra enganchar con un subconsciente cultural formalizado en miles de horas de exposición al mainstream.

Hay también otra fuente significativa que tuvo Lucas cuando construía la historia. Joseph Campbell, el mitólogo más destacado del siglo XX tuvo una destacada influencia al aportar la noción del camino del héroe, uno de sus trabajos más reconocido, la estructura sobre la que se sostuvo la narración que se centra en Luke Skywalker y su familia. Si alguien pretende comprender algo de esa fascinación casi natural que muchos sentimos por esta saga, debe al menos aproximarse a las categorías que construye Campbell que describe ese ciclo que es el camino de todo héroe, reflejo consecuente del arquetipo heroico, siguiendo esta idea, es toda narración que recibimos desde niños en cuentos y relatos infantiles, novelas y aventuras que moldean, en parte, el carácter de cada cual y que en la constitución de la pieza original que los guionistas posteriores han seguido utilizando de modo más o menos constante.

El resultado artístico, pero especialmente comercial de aquella primera película, La Guerra de las Galaxias de 1977, para la historia del cine es una singularidad, es el momento en que se consolida lo que Vincent Pinel (Los Géneros Cinematográficos, 2009) denomina como la consolidación del cine de Trucaje, aquella filmografía que sin ser un género propiamente tal, pues lo que corresponde es clasificarla como cine de ciencia ficción o aventura, pero que en este caso lo describe críticamente como una categoría de cine que se sostiene sobre el efecto especial, y a pesar de un cierto desdén que se repite en varios otros analistas e historiadores como Mark Cousins, que también sitúa en un momento germinal del multicine norteamericano, junto a las películas El exorcista (William Friedkin, 1973) y Tiburón (Steven Spielberg, 1975), como el giro que nos trae hasta el presente el debate del significado de la industria como entretención respecto del producto artístico u otras consideraciones estilísticas.

Es claro que nada de lo que he señalado explica por si solo la pregunta que subyace, ¿qué hace de esta saga que tenga tan duradera vigencia?

Por mucho tiempo, hasta el inicio del ciclo que inaugura la Episodio I: Amenaza Fantasma (1997), Lucas jugó con la idea de realizar dos trilogías, una precuela y otra secuela. Por distintas razones, desde personales -un divorcio que le significó una depreciación patrimonial- lo hacían desistir de la idea hasta que en los noventa estuvo dispuesto a continuar con el proyecto.

Hoy el universo Star Wars cuenta con 11 películas, 13 series o miniseries animadas y 4 series de actores para Disney.  

La última serie que se ha agregado es Andor, una precuela centrada en el personaje de Cassian Andor -interpretado por Diego Luna- quien tiene una participación central en la película de 2016 Rogue One: una historia de Star Wars. En un tono épico, pero especialmente político, con críticas construidas como un paralelo de algunos de los fenómenos que se viven en EE.UU. y en distintos lugares del mundo como la pérdida de los valores de la democracia liberal, los discursos fundamentalistas y reaccionarios, la acción se centra en el proceso de rebelión que se encona en muchos rincones del Imperio, el orden que surgió después del término de la República en manos del emperador Palpatine/Darth Sidious con su aprendiz Anakin Skywalker/Darth Vader es el contrapunto permanente que sostiene toda las tramas, son las presencias simbólicas del poder y el lado oscuro de la fuerza que se expresa en el orden social que se impone en los sistemas de la galaxia.

De las 4 series que se han ido agregando desde 2019 con The Mandalorian, Andor es la mejor historia que ha entregado la factoría creativa de Disney. Por supuesto que compite en esta categoría, pero por la misma naturaleza personal que mueve al mandaloriano la hace distinta en tanto el evidente objetivo político de la acción.

Si no han visto, y no se logra entender los entretejidos del universo Star Wars, ver por sí sola Andor puede ser una buena forma para adentrarse en la complejidad de la lucha que cruza toda la saga.










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