Rumba, sanidad y vacunas

La gente tiene razón al hacer responsable al Estado: tú tienes el poder, enséñanos lo que puedes hacer” Slavoj Zizek en “Pandemia” de 2020     



La evolución de la pandemia y sus aspectos colaterales han ido colocando presión a la comunidad que disfruta Maestra Vida.

Como si hubiese sido poco el impacto del tiempo sin rumba, los inconvenientes propios de una extensa cuarentena para cada integrante de nuestra Comunidad o las dificultades económica que implicó para el negocio un año y medio sin ingresos, ahora –en el intento de reapertura y aún con la pandemia afectando a millones de personas- debemos lidiar con un sonido, un murmullo que distrae, un cuchucheo que está ahí como un zumbido que a cada rato se hace más presente: los alcances de la vacuna y el pase de movilidad como requisito para el ingreso al local. 

Desde hace algunas semanas debemos observar en redes sociales, y algunas veces en la entrada del local, algún cliente que nos critica online o cuando llega a la puerta del boliche sin ninguna vacuna, o con su esquema de vacunación incompleto, vociferando sobre  la “legalidad” o la pertinencia política de exigir el pase de movilidad y las normas de funcionamientos impuestas por las autoridades sanitarias: mascarilla y distancia física.

No es solo cumplir la norma, que nos exige al igual que a cualquier negocio del rubro de la Maestra, pero además porque en general nos asiste el convencimiento que es una política pública correcta, que a pesar de las reservas y suspicacias que pudiera generar la circunstancia del desarrollo de antídotos –premura y falta de claridad en el manejo del negocio- el objetivo para el que fueron diseñadas y producidas se está cumpliendo: controlar la propagación e impacto de la enfermedad.  

 Y aquí estamos, intentando hacer notar que no somos ni pretendemos ser “expertos” sobre vacunas y mascarillas, ni menos de epidemias y enfermedades, a lo mucho podemos verbalizar sobre las penurias de alguno de nuestros compañeros de trabajo, como por ejemplo aquel que fue entubado por 10 días, sin antes despedirse de su esposa e hijos. O la muerte de algunos conocidos que están entorno nuestro, las víctimas de una enfermedad que no la queremos, no la defendemos, ni toleramos pero sabemos que está ahí, que provoca dolor y muerte y debemos ayudar a su control y en lo posible, eliminar desde nuestro espacio de actividades.

Entre los comentarios que nos han escrito, o declarado en la entrada, hay cosas como: no sabemos nada de la enfermedad, no somos especialistas o algo por el estilo. Comentarios críticos que han llegado a niveles de paroxismo como que lo nuestro es glorificar un plan global que pretende en control definitivo del último territorio en libertad, el cuerpo. También se ha esgrimido como argumentos sofisticados "silogismos" como que le control de la subjetividad parte de la sumisión ante el leviatán apocalíptico –que según los teóricos del complot- es a lo que nos quieren empujar.

Pero sí hay cosas que nos hemos enteraros y que son parte del debate "técnico" que epidemiólogo, genetista o doctor han señalado como límites de conocimiento:

1.- El origen exacto del virus. El científico Gabriel León escribió un libro “Pandemia” que señala la historia de las enfermedades zoonoticas que se transmiten de animales a seres humanos, y que en el caso del SARS se arrastra desde el 2002 en China a partir de la interacción de murciélagos con alimentos consumidos por habitantes de la provincia de Cantón.

Respecto de la variante que tiene al mundo en medio de una crisis de impredecibles consecuencias, no se ha podido llegar a un conocimiento 100% certero;

2.- Qué dosis infecciosa se necesita para que un contagiado contamine a otros que compartiendo espacio.

"La dosis infecciosa del SARS-CoV-2 en humanos es una cantidad muy difícil de medir sin infectar experimentalmente a humanos", le dice a BBC Mundo la doctora Lakdawala, especialista en virus respiratorios con potencial pandémico.”

3.- Qué cantidad de anticuerpos debe tener una persona para que se considere que está protegida contra la covid-19.

Obviamente que de estas tres cuestiones sin respuestas categóricas, sobre dos podemos manifestar algunas cuestión práctica. En un lugar cerrado –con la ventilación que permite la topografía de Maestra Vida- en que se baila en contacto, la mascarilla y el uso de desinfectantes dérmicos son los elementos que permitirán mantener la rumba ¿parece muy difícil?

Entre navidad y 1 de enero se produjo un contagio masivo que afecto a 7 u 8 personas, clientes habituales que habían asumido el riesgo, personal y a pesar de las advertencias, de bailar sin mascarilla. De ese brote colectivo surgió uno entre los trabajadores del local que obligó a no atender el fin de semana del 8 y 9 de enero.

En esa semana estaba claro que una variante altamente contagiosa de COVID denominada OMICROM estaba en Chile. 

La Maestra Comenzó a funcionar en esta etapa desde principios de septiembre, y por 4 meses no tuvimos información de algún contagio, tuvo que llegar el 1 de enero y se desató nuestros peores miedos.

Por suerte, volviendo a las críticas que nos han señalados desde grupos que se resisten a la vacunación, todo el que entra al local -partiendo por los trabajadores- deben estar con su esquema de vacunación completo (3 vacunas) y usando mascarilla manteniendo la distancia física lo más que se pueda.

Esta medidas las hemos reforzado la última semana, que ha ido acompañado del retroceso a fase 3 de toda la Región Metropolitana, lo que redujo sustancialmente el aforo permitido en nuestro local a 35 personas.

Se supone que debemos estar más o menos cerca del pick de contagios y que al llegar marzo debiéramos ir abajo para llegar al 11 de marzo con las pilas puestas para la asunción del nuevo gobierno.

Rumba, sanidad y política. 

 


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