Del peligro nacen los salvadores. El peligro tiene nombre de K
“Del peligro nacen los Salvadores”. Fue la consigna que acompañó una serie de actividades que se desplegaron en transcurso del año 2011, periodo del primer gran ciclo de movilizaciones desde el regreso a la democracia pactada, y probablemente el preámbulo de lo que se daría 8 años después.
La frase en cuestión iba en unos billetes que se
distribuyeron entre la comunidad de Maestra Vida y que descontaba $ 1.000.- en
el valor de la entrada o la cuenta de los tragos en el local, una iniciativa
generada desde la mente siempre inquieta de Charly Pérez, en ese momento el
presidente del mundo emancipado de la rumba maestrística.
Aquel concepto era una afirmación poética que pretendía
señalar que en momentos de incertidumbre surge la esperanza, una potencia que
empuja a la acción, circunstancia donde surgen militantes y líderes que
enfrentar el peligro, motivadores que también arrastran a las comunidades que
los observan como ejemplo de resistencia.
Claro, la idea de los Salvadores
hace referencia a dos acepciones que en todo caso se combinan. Salvador etimológicamente
es “el que salva”, donde salvar lleva
a la idea de “mantener sano y en integridad”, por lo tanto quien salva es
respecto justamente del peligro, algo que generalmente está fuera de quién(es)
necesitan “ser salvados”, es una fenomenología del acto que resiste al peligro.
Por otra parte cuando se decíamos “nacen los Salvadores”, también nos referíamos a que el gran
Salvador que ha tenido la historia de los últimos 100 años es sin duda el
doctor Allende, y era en él en quien pensábamos cunado exclamábamos aquel rezo.
Por supuesto que se debe admitir que en la idea “Del peligro nacen los Salvadores” subyace una idea paternalista, pues es en el momento de crisis –el peligro- que surge aquel o aquella que es capaz de ser un héroe/heroína, un vanguardista preclaro que llega a responder las injusticias, pero como un ejemplo en la acción, nadie quiere que el líder sea una dirección inconexa en la que aquellos que están en peligro deben obedecer.
Años después de aquella idea tan significativa, surge el peligro con toda intensidad. Ese momento de adversidad que lleva miedo e incertidumbre tiene nombre de K, de inconmensurable realidad distópica que se presenta como programa político que arrincona las formas de democracia y convivencia más elementales, es un peligro cierto e inminente, es el dilema "Civilización o Barbarie", o como me gusta precisa "Rumba o Barbarie".
Por suerte han nacido muchos salvadores y salvadoras, líderes
que ejemplifican con el sacrificio la resistencia a aquel peligro, y eso es un
gran contrapunto, pues a pesar que la contienda tiene mucha incertidumbre,
también lleva esperanza y en el horizonte se abre la oportunidad de cambios significativos
para el pueblo.