La ultraderecha fascista está a las puertas de la ciudad

El negacionismo, la glorificación de la dictadura, la xenofobia, la homofobia, la aporofobia y otra lista de miedos y rechazos  se han transformado en un programa político concreto con posibilidades ciertas de transformarse en gobierno. Los hechos se han ido precipitando con relativa rapidez.

Hasta la última elección que se dio antes de esta primera vuelta presidencial del 21 de noviembre, determinado por el ciclo político iniciado en octubre de 2019, la derecha había quedado más o menos relegada un menguado cuarto del electorado tanto en convención constitucional como en gobernaciones regionales, una sombra de los 50 años que le precedieron, una verdadera catástrofe si se describe el periodo de la transición pacta, etapa de representaciones que incluye a la concertación, constituidos como una élite que promocionó y consolidó el modelo neoliberal.

El descalabro político, expresado en las masivas protestas que desplegaron por año y medio (solo contenidas por la crisis sanitaria de la pandemia), pero además por los resultados electorales en sucesivas apuestas, fueron consolidando una mayoría sustancial por las transformaciones que permitió, al mundo popular, tener esperanzas ciertas que este sería un proceso de profunda voluntad transformadora.

Incluso en contra de un itinerario ideado por las élites políticas institucionalizadas que se denomina “Acuerdo Por la Paz y la Nueva Constitución” firmado el 15 de noviembre de 2019, que pretendió de parte de estos grupos volver a tener control del proceso, no impidió que la fuerza de las demandas.

Pero con la elección presidencial, con sus ritmos fueron consumiendo otras expresiones masivas de resistencia, hasta ahogarlas en la corriente incontrolada del ciclo electoral que en muchos sentidos parece alejada de la verdadera naturaleza de las demandas que inauguraron esta efervescente etapa de movilizaciones.

Así las cosa, la sorpresa que causó el resultado del 21 de noviembre es simplemente perturbador, pues entre diversos acomodos, obligó a replantear las prioridades del mundo popular militante, el activismo de distinto origen pero de base rebelde, se tuvo que sumar ni siquiera a un mal menor –que sería el programa reformista de Boric-, sino que intentar atrapar la tabla del naufragio, madero que nos permitirá no ahogarnos con los restos de una coalición y programa construido para hacer avanzar las ideas del cambio que se fundó el 18 de octubre de 2019.



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