Detener a la Ultraderecha con Rumba maestrística

Hay dos formas para tomar y fundamentar las decisiones. Una es desde argumentos surgidos en el conocimiento, el intelecto alimentado por los debates con pares o personas que manejan alguna ciencia o arte, con la lectura y/o la información recogida de fuentes fidedignas.

También es posible sustentar decisiones basado en la experiencia, que es a la vez la observación de fenómenos que permite levantar hipótesis, o de modo más elemental, desde la abstracción analítica de vivencia sensorial relacionada con un tema.

Para muchos estamos ad portas de tener que tomar una decisión que pudiera tener una importante repercusión en el futuro de las comunidades naciones que componen Chile

En unos días más casi 14 millones de personas están convocadas para resolver sobre la dirección del país por los próximos 4 años, si es que la Convención Constitucional no decide otra cosa. Esta elección se da mientras asciende de un modo categórico un programa político que está en la antípoda de lo que es Maestra Vida.

Así, José Antonio Kast en sus palabras, actos y afirmaciones, ha ido construyendo una narrativa que choca total y absolutamente con lo que hemos vivido por tres décadas en el local: la rumba.

Los valores simbólicos que representa la propia naturaleza de lo que se ha creado en torno a las pistas de bailes, a las mesas y barra, a los espacios de interacción común hablan de integración, solidaridad, horizontalidad, respeto por la diferencia, compromiso por los cambios, integración latinoamericana, socialismo y democracia, feminismo (lo estamos ensayando día a día y es difícil) respeto por el medio ambiente (también una tarea compleja de articular), todos ámbitos que chocan de frente con lo que se conoce del candidato de la ultraderecha: dudoso del valor de la democracia en tanto espacio de representación horizontal, apologético de la obra de la dictadura (lo denomina “gobierno militar”), anti-inmigración y supremacista, integrista del papel las mismas creencias confesionales que han destruido la fe en las religiones, menosprecia el papel de las diversidades y las familias distintas a las que señala la ideología naturalista, limitante del papel de la mujer en el ámbito público, profundamente desconfiado de lo popular/marginal (para él es un enemigo que se debe contener, y no un fenómeno que se debe abordar socialmente).

¿Hay forma de detener el avance de este personaje y sus promesas de miedo?

Para responder esta pregunta apremiante debemos volvernos a la disyuntiva que señalábamos al comienzo: tomar una decisión.

Desde el conocimiento fundado en la experiencia parece claro que, siendo parte de lo que se vive en la rumba maestrística, todo lo que representa el candidato de ultraderecha debe ser aborrecido, incluso combatido.

Desde el punto de vista del intelecto, es aún más claro el panorama: sus ideas representa la antidemocracia en el su sentido más elemental, o dicho de otro modo, es la representación de una “democracia protegida” o “tutelada”, del modo como fue concebido originalmente en la Constitución de 1980. Este modelo desconfía de cualquier forma de participación y deliberación popular por afirmar que el pueblo no está capacitado para tomar las riendas de sus vidas sociales, ni resolver sobre el estado. 

Siempre hemos pretendido que la pista de baile de Maestra Vida es un modelo a escala del país que requerimos: integrada en una jornada donde tod@s tiene cabida, el obrero y la profesional, el dirigente y el empleado, la abogada y el expresidiario, el auto y el receptor. Esta utopía, que en todo caso, y es necesario advertir, está en revisión producto de la pandemia, es algo que le da sentido y explica la resistencia contra el modelo que propone la ultraderecha.

Las alternativas son varias. En la oposición a la derecha se cuentan claramente a 4, aunque la concertacionista suena al límite en el mismo grupo que han descreído en la voluntad popular por varias décadas, y otro candidato lleva cuatro intentos y cada vez suena más a concertación.

De los otros dos, Artés y Boric, se supone que encarnan distintos aspectos de la democratización que Chile urge desde octubre de 2019.

No podemos declarar cuál de los dos representa más claramente las ideas que resisten al fascismo del siglo XXI, esperamos que quien pase a segunda vuelta encarne el programa de cambios profundos que está en el alma de la revuelta.

Por último, debemos señalar que tan legítimo como la opción de votar por alguno de estos candidatos –que se supone son la barrera del avance del candidato de ultraderecha- también está la opción política de la abstención, pero con la salvedad que es justamente la falta de votos lo que permitió a lad derecha tener al presidente que hoy todos detestan.




Entradas populares