El Fascismo acecha en cada esquina

En la película "Novecento" (1976)  de Bernardo Bertolucci describe de modo muy didáctico, casi poético, el modo en que en Italia de 1900 se desarrolla el germen del fascismo que dará tanto dolor a millones de habitantes del mundo en las décadas posteriores.
Sugiere el director que el movimiento de ultraderecha surge de la relación de un tipo de subordinado de confianza del dueño de las tierra o de la fabrica, una especie de capataz, que era quién debía mantener el orden  de los siervos-trabajadores, sosteniendo la productividad de la tierra-fabrica y la normalidad del orden social, en equilibrio de la división social del trabajo.
Ese funcionario de confianza se transforma en el militante reaccionario que dará paso a la milicia falangista que se enfrentará especialmente a los sindicalistas,  comunistas, y en general contra todos aquellos que luchan por mejorar las condiciones de vida de las familias campesinas y obreras.
Recuero esa película para señalar las coincidencias en el surgimiento de un tipo de personaje en las últimas semanas ha comenzado a asomar en este Chile convulsionado y revolucionado. 
Desde hace algunas jornadas, especialmente cuando hay concentraciones en plaza Dignidad y son disueltas por la represión en dirección norte, justo en la zona de locales bohemios de barrio Bellavista. 
Las primeras semanas de la "revuelta del torniquete" la relación fue de aceptación general de los habitantes y trabajadores de servicios con el sentido de las movilizaciones, pero pasando los días, y los inconvenientes propios de cualquier revolución para las actividades normales de algunos trabajadores, especialmente venezolanos, comenzaron a resistir a los marchantes, y a los "capucha" con acciones directas de represión, llegando al enfrentamiento, y lo peor es que en colaboración con FFEE de carabineros.
Hace dos viernes en la calle estaban manifestantes a un lado, y las fuerzas de represión, dueños de locales y trabajadores de seguridad venezolanos al otro.
La agresividad de esta especie de comando de choque ha generado denuncias con saldos de heridos y contusos.
Es un fenómeno nuevo y peligroso, pues de algún modo emula el surgir de esas formas reaccionarias de violencia que resiste los anhelos de cambios que un sector importante que la sociedad exige.
La historia enseña que esos fenómenos surgen de modos nucleares, sin otra intensión más que la de resolver eventos puntuales como una huelga, un movimiento de manifestantes, con argumentos sentidos como el de recuperar el "derecho al trabajo", o buscar la "tranquilidad" de los vecinos, incluso se ha escuchado de parte de los trabajadores venezolanos, especialmente sensibles por sus historia de migración, que esto es lo vivido por ellos hace años, todos conceptos débiles, pues los procesos sociales e históricos en contextos son únicos e irrepetibles, en tanto acá hay una agenda de reformas que es anhelada por generaciones y que se expresa en una movilización que excede la del mero desorden que tanto les incomoda.
Hay que poner atención a estos brotes fascistoides, que Chile ha tenido experiencia con esas formas de contención a los cambios con un alto saldo de dolor para miles de personas. 



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