Creo en tantas cosa.
Por ejemplo creo que me
contendrá el aire para no caer al vacío arrollador de la noche (lo intento
cuando estoy en la cornisa de la bodega ruinosa de la esquina roja)
Creo que los opuestos se
unen en una especie de comunión maravillosa y complementan sus miradas en una
apuesta única y solidaria.
Creo que es posible que dos
géminis recolecten frutas en una villa anclada en la costa profunda de la
provincia.
Creo en el despertar con
sonidos alternos de música entretenida, en idiomas diversos y mensajes amorosos.
Creo en la colaboración interdisciplinaria,
en los poemas escritos a dos almas, en el calor que produce la fricción de los
cuerpos y que ni un invierno atroz puede impedir.
Creo como nadie en tu risa, en la severidad y
fuerza de tus palabras, y en el desplazamiento de tu bailar.
Creo en lo que veo y lo
que declaras sin ningún remordimiento.
Creo en la belleza del cactus
cuando da flor.
Pero también creo en la
palabra "improbable", y en la venerable costumbre de las
prohibiciones, en la fuerza del tabú, en la desdicha del intelecto cuestionador.
Creo en el silencio de la lectura
y en el ruido del abandono, en las pesadillas incontables de la niñez dañada y
que la mentira está mucho más cerca de los buenos deseos que de la insanidad.
Creo que hay veces en que
el frío le gana al calor por comodidad, por no querer abrazar el último tañido
del sol.
Entretanto creo que te
quiero y al finalizar el tiempo eso es lo significativo.