¿Me quieres?

¿Me quieres?
Es decir ¿me quieres?
Pero no como un "me quieres" plural, de las cosas que se desean del otro sin identidad, simplemente una expresión imbuida en las múltiples pieles de un cebolla, hojarascas más o menos que se describen por propia monotonía.
Te pregunto si me quieres mientras me dices que me quieres cuando me revuelves la barba , acostados los dos en la cama de amantes asumiendo gestos de amantes, y en la calle pasan las columnas de marchantes gritando cosas que tienen sentidos distinto para cada cual.

¿Me quieres?
De verdad te lo pregunto, por puro gusto, ni por asomo hay tedio en mi interrogación, solamente lo pregunto como una forma de confirmar que tu mano rasca mi calva buscando los surcos de los desvaríos del amor, el cariño es una función neurológica -tu y yo lo sabemos pero nos hacemos los indiferentes para que la poesía no caiga en el olvido.

¿Me quieres?
Es como la cobardía, se esconde atrás de los gestos más seguros, por eso te lo pregunto, pues yo soy un cobarde que inventa historias para no ver lo mucho que me quieres (y no preguntas ¿Me quieres?)

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