Dignidad Sostenida. Maestra Vida y 25 aniversario
Juntar
gente de distinto origen pero con destinos similares. La Dignidad de todos esos
caminos es un tema recurrente en Maestra Vida, en especial cuando las perspectivas
éticas parece que se disolvieran en la deriva de la ambigüedad.
Juntar
gente digna, es decir merecedora de un reconocimiento o calificable como
portadora del recto derecho a reclamar ese reconocimiento, parece que de pronto
todos nos percatamos que podemos ajustar a dicha definición, a la condición de
gente de dignidad: mapuche, inmigrante, gay, artista, loco, soñador, mujer, rumbero.
Todos gente digna y en la medida que mantienen esa condición, casi como un
escudo de los actos de discriminación o prejuicio, será una Dignidad Sostenida,
un reclamo que se levanta fuerte por sobre el coro de voces que les desconoce,
especialmente desde el Estado y sus autoridades, o desde la grosería del
Mercado tutor.
Queremos
suponer que Maestra Vida es un punto de encuentro de gente que se ubica en la
categoría de Dignidad Sostenida. Cada noche en algún momento se despierta en el
baile de Víctor Hugo activista y su amigo dramaturgo, o en el rechazo del macho
que quiere someter a la mujer en la danza, en el obrero que reconoce a un igual
a la ejecutiva que se desviste de roles distanciadores para ser iguales.
La
Dignidad Sostenida es una de la fuerza que da sentido a la rumba con un claro
sentido liberador.
Partimos
los 25 años de aniversario, lo hemos anunciado ya un par de veces, con un set
de crónicas y entrevistas que visitan la noche, y dan sombra al caluroso día.
Hablamos de plazas y libros, o plazas de libros. Hablamos de fiesta e
inmigración. Contemplamos la rumba nuevamente como una fachada de insinuaciones
donde toda la gente digna tiene una oportunidad de reivindicarse, dejar en regla
sus pesares y disfrutar sin complejos su propia identidad.
Hace
poco menos de 25 años nos visitó una tarde un sacerdote. Extraño podríamos
suponer, un lugar de juerga limitado por la rumba que recién se inventaba para
un futuro incierto -nosotros somos el presente maravilloso de la rumba- pero
esa autoridad portaba no solo con un fuero sacerdotal, además con una historia
de compromiso misionero por cambiar el mundo, su nombre Rafael Maroto Pérez,
militante y vocero del MIR (es curioso cómo algunos de nuestros habituales y
queridos rumberos no entienden que nuestra esencia es la historia de los que
han luchado por los cambios radicales, y eso no lo cambiaremos a pesar de lo
mucho que breguen por el entendimiento desde la claudicación)
Tenía
la misión de bendecir la pista de baile y todos los espacios de los
trabajadores (la Maestra era solo la mitad de lo que es hoy)
Esa
visita fue preparada por uno de los dos amigos que eran los creadores de este
punto de encuentro: Manuel Bulnes.
La
Dignidad Sostenida es un hilo que une los caminos de muchos, los ata a una
coordenada que es única y sideral. No es que inventemos la mística, con la
paciencia de una gran campaña publicitaria, no. Nosotros, los maestrístico,
solamente canalizamos la fuerza de esos nudos.