Despertar de la muerte
Tengo ideas cuestionables sobre la muerte.
Desperté sobresaltado con esas ideas intentando convencerme de la salud de esta tos incontrolable.
Me río de las ideas delirantes: muerte lame este sudor, lame el ahogo del dolor cobarde.
Desperté inquieto, tengo ganas de dolor fulminante, que no deje huellas ni certezas: ¿qué fue lo que cerró los parpados?
Y quiero una fiesta, al fin, quiero una fiesta sin silencio, sin oscuridad, sin rodillas perdidas, sin amigas ni conocidos.
Quiero una fiesta que recupere todas las letras, las monten una tras otra y las barran sobre la calle y se desperdiguen como ácido que correo el dogma.
Ese el acto de despedida,
la muerte no gana, simplemente facilita.
Desperté sobresaltado con esas ideas intentando convencerme de la salud de esta tos incontrolable.
Me río de las ideas delirantes: muerte lame este sudor, lame el ahogo del dolor cobarde.
Desperté inquieto, tengo ganas de dolor fulminante, que no deje huellas ni certezas: ¿qué fue lo que cerró los parpados?
Y quiero una fiesta, al fin, quiero una fiesta sin silencio, sin oscuridad, sin rodillas perdidas, sin amigas ni conocidos.
Quiero una fiesta que recupere todas las letras, las monten una tras otra y las barran sobre la calle y se desperdiguen como ácido que correo el dogma.
Ese el acto de despedida,
la muerte no gana, simplemente facilita.