Endogamia y elite en Chile
Endogamia. La elite en nuestro país es sinónimo de intocables y “vencedores”, al menos en los libros de historia. Nuestra elite, lo decimos en un tono de pertenencia pues en su forma de ser tienen algo único que nos hace identificarles, ha sabido proyectar su impronta autoritaria sin mezclar peras con manzanas, es decir, mantener su posición donde su relato e identidad se distingue a costa de despreciar al bajo pueblo y a todos los que no sean ellos. De eso justamente trata la endogamia, es la imposibilidad consciente de un grupo para vincularse social y genéticamente con integrantes de otra agrupación.
La historia de Chile es una larga y extensa construcción de segregación que cala hondo en la conciencia de todos los grupos sociales. Estar abajo, al medio o arriba es un estado fáctico que tienen múltiples implicancias operativas.
Frente a los sucesos de los últimos meses, movilizaciones que en el fondo piden transformaciones estructurales, queda un par de preguntas: ¿Qué impide que esos cambios se materialicen de una vez por todas, entendiendo la amplia mayoría de la población que está dispuesta a apoyarlas? O al menos ¿por qué si quiera iniciar la discusión de mecanismos para resolver el conflicto?
La respuesta, suponemos, está justamente en la estructura de segregación que impone rígidas formas de separar a los distintos grupos, y porque, también lo suponemos, las reformas apuntan a desarticular dicha estructura que incorpora movilidad a partir de igualar condiciones y herramientas.
Este rasgo de nuestra sociedad es la que algunos comentaristas han empezado a destacar como uno de los principales escollos para avanzar. Se habla que nuestra población está prisionera de los intereses de este grupo, hablamos de una centena de familias que se mezclan entre ellos con espacios segregados y servicios exclusivos que no podrían acceder al gran grueso de la población, auto asumiendo un rol de garantes de una identidad que solo alcanza a ellos, pero que finalmente permean a todos los grupos.
A modo de ejemplo, un consenso más o menos explícito para reformar la carga impositiva, este sector se opone de manera decidida, dejando en evidencia las contradicciones de la administración de derecha.
Mientras, al otro lado, tenemos modelos que podríamos considerar exogámico, es decir, espacios donde la integración es la norma. Lugares de comunión como Maestra Vida, donde el encuentro se hace a partir del baile y el goce con el otro, es una pequeña muestra, una utopía, que podría servir como esquema para la superación de este tiempo y comenzar a construir.
Al final queda la fuerza de las contradicciones y la lucha de dos modos de asumir la realidad, la fuerza de la elite excluyente y la integralidad de Maestra Vida…