sin palabras.

Ni miedo, ni cobardía, siquiera a la oscuridad. Puedo ser el conquistador de los mundos que me pongas en frente, pero si hay algo a lo que le temo es al silencio.
Y no refiero a la ausencia de sonidos en un lugar determinado, eso puede ser muy agradable, como en el departamento. Es el silencio que genera la ausencia de palabras.
Y puedo ser hasta tierno en la adversidad, pero no al tiempo que tendré esperando que digas algo que llene el espacio orillado de noches sin caricias.
Te fuiste y te llevaste las palabras.

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