Apuntes sobre la vida y muerte de la rumba.
Charly pide que la idea fuerza para este aniversario sea la relación dialéctica Vida-Muerte, es decir la esencia de toda la existencia humana, la teleología vista desde la perspectiva de la Rumba Eterna.
Miré un poema que envía desde Ecuador, y unas frases, además hablamos por teléfono una media hora. Ese es el material, más las ganas de debatir el punto con mi partner Matías, que debo decir prende rápido con estos temas, enfoques y disquisiciones varias.
La Maestra es un lugar que invita a la reflexión sobre la vida y muerte, al cerco que desmontamos cada vez que pasamos una jornada rica de baile y calor en estos días de frío. Hace unos dos años leí, a instancias de Charly, una de las buenas recopilaciones de los filósofos llamados “Presocráticos”. En ellos encontramos la matriz de toda nuestra civilización, que es a la vez una manera de expresar las preocupaciones de la especie humana. Esta compilación de ideas es la base de uno de los aspectos más esenciales de la rumba de Maestra y es la posibilidad de la transformación perpetua, algo que todos nos damos cuenta pero que pocos podemos observar con más claridad que entre las visitas el templo rumbero. Heráclito diría que nunca bailas dos veces en la misma pista de Maestra Vida. Eso es dialéctica que viene a ser la posibilidad del cambio en nuestro entorno, y que nuestro ser es lo primero que se transforma entre cada visita a la pista.
Pero debemos encontrar un sentido aun más especifico, una especie de hilo conductor que permita hacer todo esto presente en las festividades de este año que además coinciden con esa celebración fingida llamada bicentenario, una representación del juego oficial, el poder con todas sus categorías que intentan ocultar el dolor, o la indiferencia de las múltiples patrias que coexisten en este territorio.
Me tienta la idea de jugar con el imaginario femenino que contiene Maestra. La patria es masculino, es el Karma (usando mañosamente otra categoría aportada desde el oriente) un camino que está reseñado en nuestro discurso mínimo de identidad chilena. Maestra Vida sería una expresión del Darma, lo femenino y el resumidero de nuestros actos. La suma de ambas veredas construye al ser humanos. La suma de la patria, que sería una larga lista de deberes y la posibilidad de la rumba, la fiesta liberadora y contenedora sería la madre, la Maestra. Luego la vida y la muerte, el comienzo y el fin perpetuo que se expresa en esa primera canción del dj y la última “Todo tiene su final”, la muerte de la rumba para nace una vez más la jornada siguiente.
Espero que estas ideas sirvan para ir ordenando la gran moña de ideas que es sacar este aniversario.
Miré un poema que envía desde Ecuador, y unas frases, además hablamos por teléfono una media hora. Ese es el material, más las ganas de debatir el punto con mi partner Matías, que debo decir prende rápido con estos temas, enfoques y disquisiciones varias.
La Maestra es un lugar que invita a la reflexión sobre la vida y muerte, al cerco que desmontamos cada vez que pasamos una jornada rica de baile y calor en estos días de frío. Hace unos dos años leí, a instancias de Charly, una de las buenas recopilaciones de los filósofos llamados “Presocráticos”. En ellos encontramos la matriz de toda nuestra civilización, que es a la vez una manera de expresar las preocupaciones de la especie humana. Esta compilación de ideas es la base de uno de los aspectos más esenciales de la rumba de Maestra y es la posibilidad de la transformación perpetua, algo que todos nos damos cuenta pero que pocos podemos observar con más claridad que entre las visitas el templo rumbero. Heráclito diría que nunca bailas dos veces en la misma pista de Maestra Vida. Eso es dialéctica que viene a ser la posibilidad del cambio en nuestro entorno, y que nuestro ser es lo primero que se transforma entre cada visita a la pista.
Pero debemos encontrar un sentido aun más especifico, una especie de hilo conductor que permita hacer todo esto presente en las festividades de este año que además coinciden con esa celebración fingida llamada bicentenario, una representación del juego oficial, el poder con todas sus categorías que intentan ocultar el dolor, o la indiferencia de las múltiples patrias que coexisten en este territorio.
Me tienta la idea de jugar con el imaginario femenino que contiene Maestra. La patria es masculino, es el Karma (usando mañosamente otra categoría aportada desde el oriente) un camino que está reseñado en nuestro discurso mínimo de identidad chilena. Maestra Vida sería una expresión del Darma, lo femenino y el resumidero de nuestros actos. La suma de ambas veredas construye al ser humanos. La suma de la patria, que sería una larga lista de deberes y la posibilidad de la rumba, la fiesta liberadora y contenedora sería la madre, la Maestra. Luego la vida y la muerte, el comienzo y el fin perpetuo que se expresa en esa primera canción del dj y la última “Todo tiene su final”, la muerte de la rumba para nace una vez más la jornada siguiente.
Espero que estas ideas sirvan para ir ordenando la gran moña de ideas que es sacar este aniversario.
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