"Jumper". Un salto a la decadencia
La estructura narrativa del cine norteamericano está en crisis, y tarde o temprano esa desalentadora forma de contar va a provocar el ascenso definitivo de nuevas formas, contenidos y miradas, que en todo caso mal no le hace al séptimo arte. La horrorosa manifestación de la decadencia se refleja con claridad en la industria hollywoodense, que operando desde la lógica de la estupidez del receptor de sus productos, y supone que su circo es autosuficiente para alargar infinito la desprolija facturación.
Así como Joseph Campbell construyo un modelo que recoge la tradición narrativa del “héroe” (La partida, la iniciación, la apoteosis y el regreso) y que fue utilizado por George Lucas en la filmación de la saga “La Guerra de las Galaxias”, estableciendo un prototipo que se transforma en la referencia obligada, sin posibilidad de recrear el camino del héroe y repetido hasta el cansancio en estéticas que se hacen estériles en el objetivo de narrar y entretener.
Philip K. Dick describe el desaliento por la naturaleza humana en el futuro oscuro y decadente de la sociedad post industrial. En la década de los ochenta “¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?” (1968) fue llevada al cine por el talentoso pero de filmografía irregular Ridley Scott bajo el nombre de “Blade Runner”. Nuevamente se crea un prototipo que es copiado e influencia a la industria repitiendo el patrón hasta agotarlo.
Pero inevitablemente esa forma repetida de hacer se agota.
Doug Liman es un reflejo contingente de la crisis. Un experto creador de efectos y entretención que logra el acometido de la industria: entretener (vacío). A costa de la repetición de estructuras narrativas simplonas, sin ningún esfuerzo. Desde “El caso Borne” y su secuela, pasando por “Sr. y Sra. Smith” hasta la fastidiosa “Jumper”, esta última la más somnífera y predecible, en que no se encuentra más que la estructura del video juego.
Liman no hace nada por indagar, plasma en la pantalla una realidad que se hace inconsistente, la gracia sería que la fantasía tuviera una representación de factibilidad desde el observador. Nada. Solo chillidos sin sentidos y que deja la puerta abierta a la secuela.
Sigamos pues observando como se hunde la decadente representación del cine norteamericano hollywoodense –con honrosas excepciones de los creadores independientes.
Así como Joseph Campbell construyo un modelo que recoge la tradición narrativa del “héroe” (La partida, la iniciación, la apoteosis y el regreso) y que fue utilizado por George Lucas en la filmación de la saga “La Guerra de las Galaxias”, estableciendo un prototipo que se transforma en la referencia obligada, sin posibilidad de recrear el camino del héroe y repetido hasta el cansancio en estéticas que se hacen estériles en el objetivo de narrar y entretener.
Philip K. Dick describe el desaliento por la naturaleza humana en el futuro oscuro y decadente de la sociedad post industrial. En la década de los ochenta “¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?” (1968) fue llevada al cine por el talentoso pero de filmografía irregular Ridley Scott bajo el nombre de “Blade Runner”. Nuevamente se crea un prototipo que es copiado e influencia a la industria repitiendo el patrón hasta agotarlo.
Pero inevitablemente esa forma repetida de hacer se agota.
Doug Liman es un reflejo contingente de la crisis. Un experto creador de efectos y entretención que logra el acometido de la industria: entretener (vacío). A costa de la repetición de estructuras narrativas simplonas, sin ningún esfuerzo. Desde “El caso Borne” y su secuela, pasando por “Sr. y Sra. Smith” hasta la fastidiosa “Jumper”, esta última la más somnífera y predecible, en que no se encuentra más que la estructura del video juego.
Liman no hace nada por indagar, plasma en la pantalla una realidad que se hace inconsistente, la gracia sería que la fantasía tuviera una representación de factibilidad desde el observador. Nada. Solo chillidos sin sentidos y que deja la puerta abierta a la secuela.
Sigamos pues observando como se hunde la decadente representación del cine norteamericano hollywoodense –con honrosas excepciones de los creadores independientes.
Comentarios
Publicar un comentario
Todos los que quieran comentar