Roma, o lo que no se dice con imágenes

Lo más sorprendente de esta película de Alfonso Cuarón es la deconstrucción (usado acá como categorías de relato que se superponen, asumiendo que lo que se observa genera una interpretación, pero aquella nunca alcanzará a aprehender la totalidad de la obra) de la vida de dos mujeres, una es la “patrona”, la otra es la empleada. 
El relato está montado de tal modo que desde la cotidianidad de la relación social se van desprendiendo las complejidades de los lazos humanos, la dependencia, la conciencia de sí, las expectativas, todo esto en un contexto histórico que parece circular de forma paralela a las vivencias de los personajes, constriñendo las líneas argumentales a la tensión de aquellas mujeres y sus mundos interrelacionados.
De las cosas evidentes, pero no necesariamente las más relevantes para la conclusión del relato, es la presencia de la masculinidad como agente de conflictividad, como si la ausencia fuese un gatillador, pero que de igual forma  aquellas tensiones estaban alojadas como fuerzas tectónicas sin posibilidad de ser contenidas.
La centralidad de la vida cotidiana es un fondo de tonalidades entre el blanco y negro, como un recuerdo que es acercado por cada cual y los eventos transitan sin mayor impacto, hasta que la pasión se desborda como una seguidilla de hitos impactantes, pero aún manejados como alusión a una realidad cotidiana de cualquier habitante de este continente. 
Uno podría buscar alusiones a los eventos de septiembre de 1973, y como aquello afectó a los que fueron testigos de líneas sucesivas desde los actores principales a aquellos que simplemente siguieron haciendo sus actividades sin sentir del todo el efecto de aquel cambio. 
Traigo a colación esta referencia para marcar que los hechos sociales y políticos se señalan de tan modo que a pesar del impacto no tienen mayor significación aparece en la historia de los personajes de la película, pero de todas maneras está presente como una herida que sangra a los contemporáneas. La Matanza del Jueves de Corpus del junio de 1971, y que es parte de un proceso político significativo en la historia de Mexico, aparece como un sonido molesto de la narración, y que sí logra ser consecuencias, pero es puesto de tal modo que parece una viñeta circunstancial, pero que es un codo que marca el ritmo.



Roma es una obra mayor del cine latinoamericano que está siendo proyectada en algunos cines, para cumplir con las formalidades de los festivales cinematográficos, pero que ya está en la parrilla del servicio de streaming Netflix.

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