El vendedor amable



Hay un hombre en el barrio que vende sus dulces, cuchuflí rellenos, y que cada noche pasa por la puerta de la Maestra, de martes a domingo, saludando a todos los que están presente. Afectuoso, riguroso, un apretón de mano que se siente como del más seguro de los amigos. Esta tarde descubrí, lo observé desde la esquina, que realiza el mismo trámite con todos los trabajadores y habituales de los locales por los que transita, viene por la vereda, se detiene, saluda, ofrece su producto y continúa su rumbo.
Me imaginé que podía ser una manía a medio camino entre un TOC y una costumbre adquirida quizás en qué convicción juvenil.
Esta noche le hice el comentario.
“Oiga maestro, he notado que usted es muy afectuoso en su saludo, cosa que me parece muy bien, pero me di cuenta que lo hace con todos los conocidos del barrio, le puedo preguntar a qué se debe esa tan saludable costumbre?”
Me miro con un gesto de comodidad, cómo si la interrogante le diera sentido.
“Resulta que tengo un hermano gemelo, sabe, y él a diferencia de mi, es muy esquivo, no es dado al contacto y también es comerciante. Hace muchos años aprendí que para que nos distinguieran yo tenía que ser un poco más afectuoso que él.”
Y pensar que la idea del hermano bueno/malo parece un cuento de niños...

Entradas populares