Posverdad en el campo de las luchas de emergencia ¿qué hacer?

UNO. La posverdad es un neologismo que intenta explicar fenómenos político-mediáticos de diversa naturaleza e impacto. Por una parte es el mecanismo por el que un individuo o un grupo de ellos viraliza unidades de información que sin ser falsas, no hay manera de establecer su veracidad de forma certera e inmediata, para un grupo de receptores de aquellas unidades de información aquello se transforman en verdad.
Estos mecanismos requieren que se conjuguen tres elementos para que esta estructura discursiva de despliegue: homofilia, que es aquella condición humana que hace que nos reunamos socialmente con los que consideramos nuestros iguales; redes sociales, que para el caso, es la condición técnica que permite que mensajes unitarios, por ejemplos un meme, pueda ser compartido por miles o millones de terminales en cualquier lugar del planeta; y, la desconfianza en las instituciones, fenómenos extendido en el mundo que hace posible que a partir del descrédito de la organización pública o sus coadyuvante, la gran empresa, y los medios de comunicación oficial las personas busquen otras plataformas para mantenerse informados y opinar sobre distintos aspectos de su existencia*. 
Indudablemente que este fenómeno no es del todo nuevo en la relación que existe entre política, verdad e información. 
Ronald Barthes, por ejemplo, lo discute latamente ya en década de 1970 al señalar a la política como espectáculo, o específicamente como mito, situando toda la fuerza de los hechos en la circunstancia en cómo se construye el relato más que en la veracidad objetiva de la misma. Un ejemplo notable es el de la construcción, en el marco de la guerra fría, de los “marcianos” como representación de antagonismo ideológico, lo importante era la duda que generaba en la población una construcción mítica de una alteridad, para el caso, corrompe el orden social de las cosas.
La llegada de las redes sociales y los memes ha significado una oportunidad para facilitar un trabajo que requería, para quienes orquestan el antagonismo, un esfuerzo financiero y logístico de difundir intrincadas teorías conspirativas, que en la era de los grandes relatos del siglo XX, ayudaron a controlar o someter la miles que simplemente esperaban expectantes la llegada del conquistador extraplenetario.  
Por otra parte el elemento histórico que es contingente a todos los fenómenos que tiene que ver con la forma en que se validan contenidos que están en el límite de la verdad/falsedad es lo que Teun Van Dijk llama “Creencias sociales” que serían “…creencias… compartidas por colectivos o grupos sociales específico” a las que se llega por la vía de una información segmentada, subjetiva, dirigida que conforma una verdad relativa que hace sentido en un sistema ideológico.
Esta creencia social es la que hace posible que aún hoy, después de una semana haya personas que sitúan a mapuche y colombianos como probables responsable de los incendios que asolaron el centro-sur del país.
Quizás sea el ejemplo más elocuente de estos mecanismos de manejo de información que se ha dado por llamar posverdad y que se caracteriza por denostar o exaservar algún rasgo del adversario político. 

DOS. Los sectores emergentes, representados en el Frente Amplio, tendremos que lidiar de todas maneras con campañas que se fundan en este constructo. La posverdad será un frente de batalla de disputas políticas e ideólogoicas en el marco de la constricción del referente político y la lucha electoral en particular. Pensar de otra forma es ingenuo y poco prudente.
Indudablemente que la principal lucha se dará, probablemente, entre el duopolio, pero en la medida en que nuestro sector se alce como alternativa real de gestión de poder estas formas de desinformación se dirigirán a nosotros.
Pero además es prudente hacer la pregunta ¿nuestro sector se involucrará en gestionar elementos que enarbolen la batalla de memes y contenidos difusos en contra de los adversarios?
Las batallas emancipatorias de los excluidos muchas veces ha utilizado distintas formas de lucha para equilibrar correlaciones de fuerza. Esta vez estamos hablando de propaganda que inunda el ciberespacio y mella la moral adversaria y levanta la de nuestro sector ¿es correcta esta diatriba que en el fondo es usar sus armas para lograr nuestros objetivos?


De momento solo puedo manifestar dudas, que por principio me generan distancia, pero insisto, las batallas requieren desiciones táctica que en algún momento se deben reflexionar.



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  • Cristián Huepe/Ricardo González “La peligrosa era de la posverdad" (El Mercurio, A-2. 27 de enero 2017)

Ronal Barthes: Mitologías. Siglo Veintiuno editores.

Teun Van Dijk: Ideología. Una aproximación multidisciplinaria. Gedisa.

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